REPORTAJES

Lo que aprendí de Kenny Noyes

Publicado el 04/07/2018 en Motociclismo

Por Cristian Ramón Marín
@Crms74 | Google+

Desde principios de 2016, he tenido el enorme placer de trabajar en el Noyes Camp junto a Kenny Noyes. Antes del accidente, le había entrevistado en una ocasión y ya tenía claro que era un tipo especial: me atendió mientras organizaba un curso de dirt track. Fue una entrevista extraña, pero muy interesante. Contestaba a una pregunta. Me pedía disculpas. Sacaba una bandera para terminar la tanda. Daba unos cuantos consejos a los cursillistas y volvía, pidiéndome disculpas otra vez, para continuar con la entrevista. Estaba en cuatro cosas a la vez y todas las hacía con una sonrisa.

Años después, volví a encontrarme con él en MotorLand Aragón. Habían pasado unos diez meses desde la caída y estaba sentado en una silla, pensativo. Me acerqué a charlar con él y, a pesar de todo el esfuerzo físico que le suponía mantener la conversación, estaba predispuesto a hablar durante horas si era necesario. En el primer aniversario de su accidente escribí un reportaje que me puso un nudo en la garganta más de una vez y lo titulé Kenny Noyes, el mismo de siempre (puedes leerlo aquí). Porque su esencia, a pesar de que ha rozado la muerte con la yema de los dedos, es la misma. Kenny se marchó durante algún tiempo, pero decidió regresar en su versión original. Eso fue lo primero que aprendí de él: debemos mantener nuestra esencia bajo cualquier circunstancia. 

Desde entonces, he vivido mil situaciones junto a Kenny. Desde charlas sobre el chasis Harris de 2010 hasta horas de coche en las que siempre maneja el aire acondicionado, pasando por innumerables partidas de ajedrez en las que solo he sido capaz de ganarle una vez. Tengo que confensar que sigo enfandándome por la forma en que se ríe cuando me gana con facilidad o mata a mi reina. Nunca he sido una persona especialmente competitiva, pero gracias a Kenny he aprendido a disfrutar de las pequeñas victorias. 

Si algo envidio de Kenny su capacidad de socializar. Llega al paddock y mucha gente siente devoción por él. Ayudó a muchos pilotos y tuvo una gran relación con otros. Recuerda a cualquier persona con la que trabajó, por poco tiempo que fuera, y la vida le está devolviendo todo ese cariño. A veces, las circunstancias nos invitan a hacer las cosas por el camino fácil y rápido aunque, a la larga, ser transparente es mucho más efectivo. Kenny perdió oportunidades, pero ganó muchas otras con honestidad, uno de los valores que más escasea en el motociclismo.

Por supuesto, no todo ha sido de color de rosa para Kenny en estos tres años que hoy, 5 de julio de 2018, se cumplen desde el accidente. Le he visto sufrir porque un cambio de medicación le ha arrebatado el sueño durante varios días y no sé cuántas veces le escuchado quejarse porque el proceso de mejora "es muy lento". Y hasta en eso encuentro un aprendizaje: los momentos más complicados son parte imprescindible para conseguir todos los objetivos que se ha marcado. Ahora está muy feliz porque es capaz andar diez minutos sobre una cinta sin apoyo y yo, mientras tanto, me pregunto si tendría la voluntad de enfrentarme a algo así.

Kenny ha hecho muchos méritos para sentirse satisfecho con todo lo que ha conseguido desde el 5 de julio de 2015. Y él, a veces, no lo ve. Pero sus seres queridos se lo recuerdan constantemente. Ese es el último aprendizaje. Y el más relevante, creo. Tu familia, tus amigos, tu pareja. La clave de la vida, y del motociclismo también. Los Noyes están hechos de otra pasta, qué os voy a contar. 

#FuerzaKennyNoyes

Tags: Kenny Noyes, Noyes Camp.


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