
La colaboración entre Jorge Lorenzo y Maverick Viñales ha pasado de ser un simple titular de prensa a convertirse en una auténtica obsesión deportiva en cuestión de semanas. El pentacampeón del mundo se ha tomado su nuevo rol de mentor con una profesionalidad casi militar, transformándose en la sombra inseparable del piloto de Roses. Quien esperase ver a un Lorenzo relajado dando consejos desde el sofá, ya puede ir cambiando de canal, porque la realidad es que están bajando al barro como si fueran dos novatos hambrientos.
Las redes sociales de ambos pilotos se han convertido en un diario de a bordo de una pretemporada brutal. No hay descanso. Gimnasio a primera hora de la mañana, sesiones de cardio y, lo que más nos gusta, mucha gasolina quemada en circuitos pequeños.
La metodología es clara: volver a la base. Se les ha visto rodando en trazados ratoneros como el de Albaida o las instalaciones del Aspar Circuit, lsiempre con Lorenzo analizando de cerca la técnica del piloto del Tech 3 KTM. Lo curioso del asunto es la montura elegida para afilar los reflejos de Maverick; el catalán está machacándose sobre una Suzuki GSX-R 600 de calle, una moto humana comparada con los misiles de MotoGP, ideal para trabajar la técnica pura.
Mientras Viñales dibuja ochos infinitos buscando el control del gas milimétrico, Lorenzo no pierde detalle desde el muro o la tribuna. Cronómetro en mano y mirada clínica, el balear analiza cada movimiento para pulir esos detalles que solo un ojo experto ve.
Pero no todo iba a ser sudar el mono. Justo antes del parón navideño, el dúo dinámico hizo las maletas para viajar al corazón de la bestia: Mattighofen. Ambos asistieron a la celebración de Navidad de la fábrica KTM, una visita que ha servido para que Lorenzo conozca de primera mano las entrañas de la que será su casa adoptiva durante este 2026, temporada en la que Viñales afrontará su segundo año con los colores del Tech3.
La visita dejó al mallorquín bastante impresionado, tanto que tiró de cinefilia para describir el ambiente. Jorge no dudó en bautizar a la estructura austriaca con una referencia a Kubrick: "La Naranja Mecánica". Tras un tour guiado por los jefazos, incluido Pit Beirer, Lorenzo compartió sus sensaciones en Instagram: “He encontrado un equipo muy organizado, unido y con mentalidad ganadora”. Y dejó clara la hoja de ruta: “¡Ahora nos toca a nosotros mostrar el gran potencial que tienen, con muchos podios y victorias en el futuro!”.

Para el aficionado con memoria, el momento cumbre de la visita fue otro. En los pasillos de la fábrica se produjo el reencuentro de dos titanes del motociclismo español: Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa. El de Castellar del Vallés, que lleva desde 2019 siendo el piloto probador de referencia para la marca, ejerció de anfitrión ante su antiguo rival.
Con este aterrizaje en Austria, el currículum de Jorge Lorenzo alcanza una dimensión casi de coleccionista. Durante su carrera como piloto oficial defendió los escudos de Yamaha, Ducati y Honda. Ahora, al involucrarse en el proyecto de KTM para tutelar a Viñales, ya ha tenido influencia directa en cuatro de los cinco constructores actuales de la parrilla de MotoGP. Solo Aprilia se escapa, por ahora, de la influencia del pentacampeón.
El desafío que afrontan en Mattighofen no es moco de pavo. KTM necesita volver a lo más alto del cajón. La marca atraviesa una sequía de victorias dominicales que se remonta al GP de Tailandia de 2022 con Miguel Oliveira. Ahora, con la reestructuración financiera tras la entrada de Bajaj como accionista mayoritario (controlando casi el 75%), buscan la estabilidad necesaria para que los resultados en pista acompañen a la inversión en los despachos.
Leer también: Aparece en España la moto de dos tiempos más buscada de los 80: una joya V4 imposible de encontrar
Y ojo, que en Austria trabajan a dos velocidades. Mientras Lorenzo pule a Viñales para el presente inmediato, la fábrica ya tiene la vista puesta en el nuevo reglamento. Han sido los primeros en poner en pista el prototipo de 850 cc para 2027, con Pol Espargaró haciendo los honores en los test de Jerez.

