
El Gran Premio de Valencia no fue solo el cierre de una temporada más para Honda. Ha sido, posiblemente, el fin de la pesadilla más larga que se recuerda en la historia moderna de la marca del ala dorada. Un punto y final que no se quiso perder la plana mayor de HRC, presente en la pista española para supervisar in situ todo el trabajo que ha realizado el equipo de Alberto Puig a lo largo de 2025.
El ex-piloto catalán, el mismo que tuvo dar la cara ante los micrófonos durante los años más oscuros desde aquella fatídica caída de Marc Márquez en Jerez 2020, lo tiene claro. La presencia de los jefazos japoneses no es un simple acto protocolario: es un respaldo claro al futuro de la marca en la categoría reina, zanjando cualquier rumor sobre una posible retirada del paddock, tal y como hizo Suzuki hace ya tres años.
El Team Manager del HRC Castrol Team ha destazado en una charla reciente con Speedweek.com la importancia de ver a los máximos responsables de Honda dentro del box de Cheste: "En Valencia hubo muchos jefes de Honda. Estaban contentos con este cambio en la categoría de concesiones. Si no te importa, no vienes. Es importante, y seguimos adelante. Pero los demás tampoco duermen, así que tenemos que trabajar duro".
Para entender el valor de este alivio hay que recordar de dónde venimos. La temporada 2024 fue un auténtico calvario, un ejercicio de estoicismo para Joan Mir y Luca Marini, que acabaron hundidos en la posición 21 y 22 de la general, dejando a Honda como el farolillo rojo de los constructores. Parecía que no había fondo, pero 2025 ha traído por fin el cambio de rumbo que tanto esperábamos los aficionados.
Este año hemos visto cosas que hace doce meses parecían utopía. Johann Zarco se sacó de la chistera esa victoria bajo el diluvio de Le Mans, y no fue flor de un día. Cayeron podios en Silverstone, Japón y Malasia. Pero quizás lo más estratégico fue ese séptimo puesto de Marini en la traca final de Valencia, un resultado que vale su peso en oro porque catapulta a la fábrica a la categoría C de las concesiones.
Puig no lanza las campanas al vuelo, pero reconoce que el aire es ahora más respirable dentro del garaje: "Digámoslo así: el cambio de categoría de concesiones es una pequeña y agradable mejora, pero también un gran paso porque significa que estamos avanzando. Eso está claro. Todavía no estamos donde queremos y nos queda un largo camino por recorrer, pero la dirección clara significa que, una vez que has subido, debes continuar por ese camino".
Pero ojo, porque la revolución no solo está en las carreras, sino en la cocina de HRC. La marca ha decidido tirar la casa por la ventana con su equipo de pruebas, fichando a un Aleix Espargaró que llegó a principios de 2025 para aportar esa velocidad pura que a veces falta en el desarrollo. El de Granollers ha tenido un año raro con sus lesiones entrenando en bici, pero en Honda saben que su muñeca derecha sigue siendo de las rápidas.

Sobre la incorporación del que fuera "Capitano" de Aprilia, Puig explicaba el motivo principal: "Fue bueno traer a Aleix por su velocidad: el hombre sigue siendo muy rápido. Este año ha sido un poco complicado para él porque tuvo sus propios problemas personales, pero está listo para estar completamente activo de nuevo el próximo año".
Esto nos deja con un dream team de probadores donde también entra Takaaki Nakagami y se mantiene el incombustible Stefan Bradl. Eso sí, el papel del alemán va a mutar. Con la nueva era de MotoGP y las motos de 850 cc asomando en el horizonte, la experiencia de Bradl se va a centrar en que las nuevas máquinas no se rompan, dejando el crono para los otros.
Así lo detallaba el propio Puig: "En cuanto a Stefan, ahora tenemos tres pilotos de prueba, incluido Taka. Para las pruebas de rendimiento normalmente necesitamos a los pilotos más rápidos, pero Stefan también ha estado haciendo un trabajo muy importante en el equipo durante muchos años. Nuestro enfoque para sus pruebas ha cambiado un poco, pero con la nueva 850 cc es posible que lo necesitemos para un tipo de trabajo diferente. No tanto para las pruebas de rendimiento puro, sino más bien para comprobar la fiabilidad. Es un activo importante para nosotros".
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El mensaje final de Puig suena casi a ultimátum deportivo, de esos que gustan a la afición: "No puedo garantizar cuándo ganaremos o conseguiremos los mismos resultados constantes que otros, pero puedo decir que la empresa está aportando recursos y todo el mundo tiene una idea clara de que eso tiene que suceder: sí o sí. En Japón, la dirección exige, nosotros ponemos requisitos y se cumplen".

