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Aparece en España la moto de dos tiempos más buscada de los 80: una joya V4 imposible de encontrar

Publicado el 12/12/2025 en Otras noticias

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La década de los ochenta fue un patio de recreo salvaje para los ingenieros japoneses, una época donde la lógica comercial a veces dejaba paso a la pasión por la velocidad. De esa fiebre por trasladar la tecnología de los Grandes Premios a la calle nació la Yamaha RD500LC, una máquina que no necesita presentación para los que peinan canas. Es, sencillamente, la abuela de las réplicas de carreras, una moto nacida para homenajear a Kenny Roberts y su V4 campeona del mundo.

Ver una de estas bestias por la calle hoy en día es un acontecimiento casi paranormal. En España, su presencia fue testimonial en su momento y la mayoría de las unidades que sobreviven están escondidas en colecciones privadas bajo siete llaves. Conseguir una requiere, habitualmente, largas horas de búsqueda en portales extranjeros, gestiones de importación y mucha paciencia. Por eso, cuando aparece una unidad disponible dentro de nuestras fronteras, muchos coleccionistas revisan su cuenta bancaria para hacerse con su sueño.

La sorpresa ha saltado en la provincia de Tarragona. El especialista Guzzi Motobox 99 tiene actualmente en su stock una de estas joyas de dos tiempos. No es un avistamiento común. Hablamos de la primera V4 de dos tiempos de producción en serie, una moto compleja, caprichosa y absolutamente fascinante que marcó un antes y un después en la industria.

Esta unidad en concreto tiene historia y carácter. Según la información disponible, cuenta con documentación original alemana, lo que nos da pistas sobre su vida anterior en el país teutón antes de acabar en el Mediterráneo. Lejos de ser una pieza de museo inmaculada y estática, esta RD500 parece haber sido configurada para lo que mejor sabe hacer: correr y transmitir sensaciones puras al piloto.

Al repasar su ficha técnica actual, vemos que no está estrictamente de origen, algo que en este caso se agradece si la intención es rodar con ella. La moto ha recibido chuches de primer nivel para actualizar su comportamiento: en el tren delantero destaca una bomba de freno radial, un componente vital para detener con seguridad el ímpetu de su motor, superando con creces la frenada esponjosa de los años ochenta.

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La parte ciclo también ha sido objeto de deseo en esta preparación. Para mantener la moto pegada al asfalto y evitar los famosos meneos de la época, se ha instalado un amortiguador trasero Óhlins. Pero la cosa no queda ahí, ya que para domar la dirección en las aceleraciones fuertes, también monta un amortiguador de dirección de la misma marca. 

Estéticamente, hay detalles que enamoran a los más racing. La moto calza las llantas de serie, unas ligeras PVM de tres radios, algo poco habitual en motos que han pisado circuito. 

Y hablando del motor, aquí está la madre del cordero. El V4 de 500 cc es una orquesta mecánica que requiere manos expertas. La buena noticia para el futuro dueño es que el motor se rectificó recientemente. Saber que los pistones y cilindros están listos para hacer kilómetros sin miedo a un gripazo inmediato es un valor añadido gigantesco en estas mecánicas tan delicadas.

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Para los puristas que estén sufriendo al leer sobre las modificaciones, hay un rayo de esperanza. El vendedor indica que junto a la moto se entrega mucho material para poder dejarla de calle. Es cierto que avisan de que del material de origen faltan algunas piezas, pero el lote incluye lo suficiente para plantearse un proyecto de retorno a la serie o simplemente guardar los recambios como oro en paño.

Tener una RD500LC es poseer un pedazo de la historia del motociclismo. Es recordar una era donde una 500 de dos tiempos con 88 cv y menos de 170 kilos podía sonrojar a cualquier 750 de cuatro tiempos. Es el sonido, es el humo, es la válvula de escape abriéndose y la patada que te descuelga los brazos.

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Evidentemente, acceder al Olimpo de los dos tiempos no es barato. La exclusividad de encontrar una unidad así en España, con el motor hecho y cargada de extras de calidad, se paga. El precio de la moto con todo el materia de serie se ha fijado en 16.300 euros. Una cifra que, para muchos, es el precio justo por volver a sentirse como Kenny Roberts cada domingo por la mañana. Si te interesa, puedes acceder al anuncio en la web de Guzzimotobox.

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