Noah Dettwiler ha decidido dar un paso al lado y liberar la Honda del SIC58 Squadra Corse que le esperaba para 2026. Para entender la magnitud de este gesto hay que rebobinar hasta aquel fatídico 26 de octubre en Sepang. No fue una caída cualquiera. El impacto con José Antonio Rueda durante la vuelta de reconocimiento dejó a Dettwiler en un estado crítico que casi le cuesta la vida.
Hoy, por suerte, las noticias que llegan desde su casa en Suiza son mucho mejores, pero no lo suficiente como para que Noah vuelva a montar en moto los próximos meses. El suizo ha roto su silencio con una carta abierta realmente emotiva. En ella confirma que, aunque la rehabilitación va viento en popa, los logros actuales se centran en volver a tener una vida normal.
Tal y como él mismo cuenta, "un primer paso importante ha sido la recuperación de mi independencia física, un objetivo fundamental después de lo sucedido en Malasia". Y claro, de ahí a pilotar una Moto3 al límite, hay un abismo.
Es una lástima, porque el futuro pintaba brillante para él. Después de pelearse con la categoría benjamina estos dos últimos años, había conseguido firmar con el equipo de Paolo Simoncelli. Era su gran oportunidad para demostrar su valía con una estructura de las que pelean por podios. Él mismo lo define como "un sueño que, gracias al compromiso de mis padres, de Paolo Simoncelli y de Sorpasso AG, estaba a punto de convertirse en realidad".
Lo cierto es que Paolo Simoncelli ha demostrado ser todo un señor en este proceso. Mientras el piloto luchaba en la UCI de Kuala Lumpur, el patrón italiano dejó claro que le guardarían el sitio. Pero Dettwiler ha preferido no hipotecar los planes del equipo. Sabe que un box necesita certezas, y él ahora mismo no puede darlas.
"Lamentablemente, por el momento no está claro cuándo estaré completamente curado y listo para la profesión. Por lo tanto, no sería justo emprender un camino tan importante sin tener suficientes certezas". Con esto, la Honda del equipo italiano queda libre, y Noah se quita de encima la presión del cronómetro para centrarse en lo único que importa ahora: su cuerpo.
Que nadie piense que esto es una retirada definitiva. El suizo tiene entre ceja y ceja volver a ponerse el mono de cuero. La gasolina sigue corriendo por sus venas y su objetivo no ha cambiado, solo se ha retrasado. "Una cosa es segura: las carreras de motos son mi pasión, mi vida y mi trabajo, y por eso daré el máximo para volver al 100% lo antes posible", sentencia en su comunicado.
Ahora le toca trabajar en la sombra junto a su nuevo equipo técnico y su gente de confianza. El plan es buscar la mejor ruta para regresar al asfalto con garantías, dejando atrás el calvario de las últimas temporadas y mirando al futuro con optimismo.
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Para cerrar este capítulo, Dettwiler ha elegido una frase del propio Paolo Simoncelli que resume a la perfección esa relación de amor-odio que tenemos con las carreras: "El motociclismo no se explica. Se ama, se sufre, se vive. Y también cuando hace daño, no logramos estar lejos de él".
