Cuando parecía que el guion de 2026 estaba escrito, Davide Tardozzi ha salido a la palestra para confirmar un giro de timón inesperado: Álex Márquez será el encargado de dirigir el desarrollo de la futura Ducati GP26, convirtiéndose en lo que el directivo italiano ha definido como "una referencia para Bagnaia".
Este cambio de roles, a primera vista, podría interpretarse como un paso atrás en la jerarquía de Pecco dentro del box oficial, o incluso una infravaloración de la capacidad de análisis de Marc. Sin embargo, si rascamos la superficie, la decisión de Gigi Dall'Igna parece responder a un hecho que Honda ya sufrió en el pasado: evitar que la Desmosedici se convierta en una montura crítica que solo un piloto en el mundo sea capaz de domar.
Para entender la magnitud de esta maniobra hay que escuchar a quienes han vivido las entrañas de MotoGP. Óscar Haro, ex director deportivo del LCR Honda, ha analizado la situación en el programa Revival de Nico Abad, y su lectura es clara: Ducati está blindándose contra su propio éxito.
Haro no se ha mordido la lengua al valorar la noticia: "Yo me lo creo. Ducati ha entendido que la manera de evolucionar la moto no es el camino de Marc. Es lo que nos pasaba en Honda con Marc". La sombra de lo ocurrido en HRC es alargada, y en Italia parecen haber tomado nota.
El problema no es que el# '93 no sepa desarrollar, sino que su talento es tan desmesurado que distorsiona la realidad de la máquina. "Es un piloto que está tan por encima del resto, y sobre todo tan por encima de las pequeñas no virtudes que puede tener esa moto, que él las tapa. Esto lo ha dicho incluso Gigi Dall'Igna", explicaba Haro.
La paradoja es evidente: tener al mejor piloto puede ser contraproducente para los ingenieros si estos siguen ciegamente sus indicaciones. Según Haro, "Marc es un tío que te ayuda a evolucionar la moto porque las cosas que a un piloto normal no le van, el tío hace que vayan". Y ahí radica el peligro para una fábrica que presume de tener la moto más equilibrada de la parrilla: "Esto es bueno para él, pero para el desarrollo de las demás motos, no es tan positivo, porque los otros pilotos no llegan ahí".
Aquí es donde la figura del menor de los Márquez cobra un valor incalculable para la fábrica boloñesa. Lejos de buscar tiempos estratosféricos a cualquier precio, Ducati necesita feedback puro, sin filtros de genialidad que enmascaren carencias. "Me cuadra perfectamente que Álex sea la persona que hayan dicho 'queremos una persona que se entera de lo que hace y que sea muy fino poniendo la moto a punto'. Yo he currado con él, y es un tío muy fino", aseguraba Haro, validando la apuesta técnica por Álex.
La estrategia es dividir para vencer: "Si Ducati es inteligente, seguirá ese camino, es decir, un camino para Marc y otro para los demás pilotos que no son Marc Márquez y que tienen otra forma de evolucionar las motos". Básicamente, buscan mantener una moto democrática que funcione para Bagnaia, Aldeguer y compañía, mientras dejan que Marc ponga ese extra que solo él tiene.
Esta teoría cobra aún más sentido si recuperamos las palabras de una leyenda como Dani Pedrosa. El pasado mes de octubre, el probador de KTM ya avisó sobre este fenómeno que él sufrió en sus carnes. "A Marc le puedes cambiar el setting de la moto y te hará el mismo tiempo", confesaba el '26', calificando esa virtud como un "hándicap para el ingeniero del equipo, porque te puedes confundir si el piloto es capaz de sobrellevar ciertas carencias".
Pedrosa fue testigo directo de cómo la Honda RC213V se fue radicalizando año tras año, alejándose de la usabilidad. "Sí, a la hora de desarrollar la moto no es la mejor guía, porque él puede sobreponerse a ciertos problemas que otros pilotos no", apuntaba Dani.
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Su valoración final resuena ahora como una advertencia que Ducati ha escuchado alto y claro: "Lo que fue más difícil para mí fue que con los años, como él se convirtió en el piloto número uno, pues después fue él quien llevó el desarrollo de la moto, y eso me perjudicó a medida que fueron pasando los años".
