El segmento de las motos de ocio, esas pequeñas máquinas que parecen juguetes pero que son vehículos muy serios, está viviendo una segunda juventud. Lo retro vende, y si es en formato compacto, parece que todavía más. Sin embargo, no todo el mundo está dispuesto a pagar el peaje que exigen las marcas japonesas más icónicas para moverse con estilo por la ciudad. Ahí es donde entra en juego la estrategia de Jets Marivent con su última incorporación.
Hablamos de la MITT Ibiza 125, una propuesta que llega para agitar el avispero de las fun bikes. Si ves las fotos, no hace falta ser un lince para saber en qué espejo se está mirando. Su estética bebe directamente de la filosofía de la Honda Monkey, pero la marca española ha sabido darle su propio toque para ofrecer una alternativa lógica a quienes buscan esa imagen simpática y gamberra sin necesidad de hipotecarse.
Lo primero que llama la atención es su planta. Es una moto que entra por los ojos, con un diseño neo-retro muy resultón. La combinación de colores en negro y crema, salpicada de cromados por aquí y por allá, le da un aire clásico muy conseguido. Pero no te dejes engañar por su aspecto vintage, porque viene cargada de tecnología actual: iluminación Full LED para ver y ser visto, y un cuadro de instrumentos digital LCD que te chiva todo lo necesario.
A nivel mecánico, la Ibiza apuesta por la sencillez y la fiabilidad. En sus entrañas late un monocilíndrico de 125 centímetros cúbicos refrigerado por aire. Es un motor de inyección electrónica que entrega 9,5 cvde potencia a 8.000 vueltas. No, no es una cifra para romper cronómetros, pero tampoco lo pretende. Su objetivo es mover el conjunto con soltura entre el tráfico urbano, aprovechando un par motor de 9 Nm que llega a medio régimen.
Donde realmente se pone interesante la cosa es en la transmisión. A diferencia de otros scooters o motos urbanas automáticas, aquí tenemos una caja de cambios manual de cinco velocidades. Esto es clave para el factor diversión: poder jugar con el cambio le da ese carácter de moto de verdad, permitiéndote exprimir el motor y tener una respuesta mucho más directa y entretenida en cada semáforo.
La parte ciclo tampoco se queda atrás y sorprende visualmente. El chasis es un multitubular de acero que queda a la vista, pero lo que se lleva todas las miradas es la horquilla delantera invertida con las botellas doradas. Más allá de la estética, junto con el doble amortiguador trasero, promete un comportamiento estable tanto si vas solo como acompañado, porque sí, a pesar de su tamaño, está homologada para dos plazas.
Y hablando de tamaño, aquí radica su magia. Es una moto tremendamente accesible. Con un asiento situado a solo 720 mm del suelo, es prácticamente imposible no llegar con los dos pies al suelo, midas lo que midas. Si a eso le sumas que apenas supera los 100 kilos en la báscula (102 kg en vacío para ser exactos), tienes entre manos una herramienta imbatible para ratonear por la ciudad.
Además, cuenta con detalles prácticos como un puerto USB, algo que hoy en día es casi obligatorio para no quedarte sin batería en el móvil a mitad de ruta.
En cuanto a la seguridad, calza llantas de 12 pulgadas y frenos de disco en ambos ejes. Para facilitar la vida a los convalidados del carnet de coche (recordad, se puede llevar con el B y tres años de antigüedad), incorpora sistema de frenada combinada CBS, que equilibra la detención para evitar sustos si te pasas apretando la maneta.
Llegamos al punto decisivo, el que suele inclinar la balanza. Si miramos a su archienemiga japonesa, la Honda Monkey, nos vamos a un precio que ronda los 4.400 euros. MITT ha decidido romper la baraja en este sentido. La MITT Ibiza 125 ya está en los concesionarios por 2.495 euros. Estamos hablando de casi la mitad de precio, e incluyen tres años de garantía y, para rematar la jugada, seguro gratis el primer año para mayores de 25 años.
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