Pedro Acosta se ha topado en MotoGP con un muro que no depende de su muñeca derecha. Tras completar su segunda temporada en la clase reina, y la primera vestido con los colores oficiales del Red Bull KTM Factory Racing, el murciano ha puesto los puntos sobre las íes. El Tiburón de Mazarrón sigue nadando a contracorriente y, aunque sus números han mejorado, el hambre de victoria empieza a ser insostenible.
Acosta ha cerrado este 2025 en la cuarta plaza de la general con 307 puntos, un salto notable frente al sexto puesto y los 215 puntos de su año de rookie. Es, sin discusión, la punta de diamante del proyecto austriaco. Sin embargo, el cajón más alto del podio se le sigue resistiendo y la paciencia, esa virtud que no suele adornar a los campeones, tiene un límite cuando ves que tu talento supera a tu mecánica.
A pesar de la sequía de oros, Acosta ha sabido encontrar luz en la sombra. Su madurez asusta. Lejos de hundirse, ha transformado la frustración en aprendizaje. "Creo que este año lo hemos disfrutado más, aunque es verdad que a principio de año sufrimos mucho", reconoce el piloto español en una charla con GPone.com: "Me he divertido más en esta segunda mitad de temporada, por lo que he aprendido y por el modo en que afronto todo hoy, ha sido más divertido incluso respecto a mi primer año aquí".
El problema, y Acosta no se esconde, estuvo en un arranque de curso para el olvido. Mientras otros volaban, en el garaje naranja se buscaban respuestas. Esa losa inicial ha pesado toneladas en la clasificación final. "Hemos perdido mucho tiempo, ese fue el problema. Sufrimos muchísimo al inicio", admite con crudeza. Aun así, pone en valor su capacidad de reacción: "Ahora hemos obtenido los mismos podios, pero con más puntos respecto al año pasado. Alguna vez no logramos poner todo en su sitio, pero pienso que me he divertido y me ha dado la oportunidad de crecer como piloto".
Pero el Mundial no espera a nadie. El nivel de MotoGP se ha disparado en este 2025 y las costuras de la RC16 han quedado a la vista. El análisis técnico de Pedro es un dardo directo a la línea de flotación de Mattighofen. Al ser cuestionado sobre si el nivel ha subido, el murciano no duda: "Creo que ha subido, todas las marcas han mejorado, Aprilia ha dado un salto grandísimo, Ducati se ha mantenido ahí y Marc ha sido el número uno durante toda la temporada".
Y aquí viene el 'palo' a su fábrica: "Pienso que, en cambio, nosotros no mejoramos tras el invierno, por eso sufrimos muchísimo a inicio de temporada, cuando incluso Honda dio un paso adelante enorme".
Con este panorama, los fantasmas del pasado sobrevuelan el paddock. Leyendas como Kevin Schwantz ya le avisaron de que no cometiera el error romántico de atarse de por vida a una marca que no le da un título. El contrato vence, el 2027 asoma y Acosta tiene claro que no está aquí para hacer amigos, sino historia.
Su declaración de intenciones sobre el futuro es un aviso a navegantes que debería hacer temblar los cimientos en Austria. "Yo pienso que quiero ir donde pueda ganar", sentencia el #37. La lealtad está bien, pero los trofeos están mejor. Acosta es consciente de lo que KTM ha hecho por él, pero considera que las cuentas están saldadas.
No hay deuda moral que valga. "Por lo demás es verdad que ellos han invertido mucho en mí, pero pienso que, al final... he devuelto ya su apuesta, ¿entiendes lo que quiero decir?", explica con una sinceridad aplastante. El mensaje es cristalino: él ha puesto el talento, el riesgo y los resultados. Ahora le toca a la fábrica.
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La pelota está, definitivamente, en el tejado de los ingenieros. Pedro no pide lujos, pide armas. "Ahora está en sus manos traer mejores herramientas para intentar ganar. Es la única cosa que digo en los boxes, necesito mejores herramientas para ganar. Todo lo demás no cuenta".
