Richard Hammond, el carismático presentador británico famoso por formar el trío inolvidable de Top Gear y The Grand Tour junto a Jeremy Clarkson y James May, es un hombre con un problema. Un problema maravilloso, todo sea dicho: una adicción confesa a todo lo que tenga motor. Si bien su pasión por los coches es de sobra conocida, su auténtica debilidad, la que ocupa más espacio en su corazón y en su garaje, son las motos.
En un vídeo compartido en su plataforma Drivetribe, Hammond ha decidido hacer algo que, según él, no había hecho "jamás": sacar todos sus "juguetes de dos ruedas a la vez en un solo lugar y mirarlos". El resultado es una estampa que marea a cualquier aficionado a las dos ruedas: un garaje repleto de decenas de máquinas que abarcan más de un siglo de historia.
"Bienvenidos a un recorrido por mi colección de motocicletas", anuncia al principio del vídeo, no sin antes advertir con su humor habitual: "Espero que tengáis a mano una taza de té y quizás un rompecabezas de mil piezas". Y no exagera. Hammond no se limita a acumular motos caras; cada una de las presentes tiene una razón de ser, una historia personal que las conecta directamente con él.
Como muchos aficionados de su generación, gran parte de la colección de Hammond se compone de las motos que marcaron su juventud, aquellas que empapelaban las paredes de su habitación. "Aquí es donde las motos, igual que los coches, si miras uno de tu época, si tienes mi edad, te acelera el corazón".
En esta categoría brillan las grandes bestias japonesas de los 80 y 90. Destaca una Kawasaki ZXR 750, una moto que Hammond y su amigo Ian admiraban en los concesionarios cuando tenían 16 años. Quedaban hipnotizados por sus famosos "tubos de aspiradora" que canalizaban el aire a los carburadores.
Junto a ella, una radical Kawasaki KR1S de dos tiempos, una moto que "por debajo de 7.000 RPM, crees que está rota, y de repente entra en la banda de potencia y se vuelve absolutamente loca". Hammond la compara acertadamente con "un Porsche 911 Turbo de los 90: nada de potencia, toda la potencia".
Pero si hablamos de diseño, la reina de los pósteres es la Suzuki Katana. "El estilo de esto, cuando llegó por primera vez, nos dejó alucinados a todos", confiesa. Aunque admite que técnicamente no era "brillante" , sentencia: "Parecía el futuro". A su lado, la imponente Suzuki GSXR 1100, el "fin de la guerra por la cilindrada", una moto que le deslumbró en una gasolinera cuando él apenas tenía una 125.
La locura japonesa culmina con la Honda CBX1000. ¿Su particularidad? Seis cilindros en línea. "1, 2, 3, 4, 5, 6. Es una motocicleta de seis cilindros", cuenta mientras los señala. "Es como si un muro de motor de motocicleta viniera hacia ti".
"Si hablamos de estilo, tienes que ir a Italia, ¿verdad? Lo que significa que tienes que ir a Ducati". Así introduce Hammond su rincón más pasional. La protagonista indiscutible es la Ducati 916, la moto que, diseñada por Tamburini, "cambió las reglas del juego". "Nada había tenido este aspecto antes".
Pero Hammond no tiene una, sino dos. La segunda es una rarísima Ducati 916 SPS edición limitada 'Fogarty', la número 114 de menos de 200 fabricadas. La describe como la 916 normal, "pero con más piezas de fibra de carbono y rociada con ira extra, porque siempre está enfadada". Al arrancarla, el sonido atronador del embrague en seco inunda el garaje. "Cómo Carl Fogarty corría con esto... No hay control de tracción, nada que interfiera entre girar esto y que aquello te lance contra un árbol".
La colección de Hammond se mide en décadas. Posee una Brough Superior SS80 de los años 20, conocida como "el Rolls-Royce de las motocicletas", el mismo modelo que montaba Lawrence de Arabia. Eran máquinas que costaban "tanto como una hilera de casas normales en su día".
Pero la más antigua y funcional parece ser su BMW de 1929. Hammond destaca la modernidad de su motor bóxer (el mismo concepto que usa la marca hoy) en comparación con las motos británicas de la época. Tenía una Sunbeam de 1929 que era "como operar una imprenta victoriana mientras se conduce una motocicleta". Esta BMW, en cambio, "es solo una motocicleta". Tras varios intentos, consigue arrancarla, demostrando la fiabilidad alemana casi 100 años después.
No todo es velocidad y piezas de museo. Hammond muestra con orgullo su BMW RT, una moto que califica como "la menos coleccionable de todas" y que usa como su "camión" para ir a Londres porque tiene "control de crucero y un baúl".
En el lado británico, cómo no, una nutrida representación de Triumph. Destaca la legendaria Bonneville y, a su lado, la Trophy. Explica que esta última, con un solo carburador, era más fácil de mantener, razón por la cual "Steve McQueen las eligió como sus 'desert sled' (trineos del desierto)".
El recorrido termina en Estados Unidos. Muestra una espectacular Indian Big Chief de 1946 con un "estilo art deco" pero con una peculiaridad infernal: "todo está en el lugar equivocado". El acelerador estaba en la mano izquierda, el embrague en el pie izquierdo y las marchas en la mano derecha.
Finalmente, llega a la moto con la que llegó ese día, su favorita del momento: una Indian FTR 1200 Carbon. "Esta reúne mucho de lo que me gusta de estas motos", afirma. "Tiene estilo, me encanta, y parece una cruiser... pero a diferencia de la mayoría de las cruisers, esta cosa funciona. De hecho, es un poco traviesa". Su único defecto, admite, es la "diminuta autonomía del depósito".
El tour concluye empezando por el principio, por su primera moto: una Honda SS50 de 49 cc, que le recuerda cuando "tenía 16 años sintiéndose el rey del mundo", hasta las bestias modernas.
Leer también: Kawasaki renueva su Z650 S para 2026: ahora es más agresiva y está más equipada
Te recomendamos que le des al Play y disfrutes del vídeo, y si el inglés no es lo tuyo, recuerda que puedes activar los subtítulos: