.jpg) Javier OrtegaRedactor |
Tras meses de incertidumbre marcados por una grave crisis interna, KTM empieza a ver la luz al final del túnel. Gracias a una decisiva inyección de capital por parte de su socio estratégico, el gigante indio BAJAJ, la firma austriaca ha logrado estabilizar su situación y definir el calendario de lanzamientos que había quedado en suspenso.
Esta reorganización trae buenas y malas para aquellos motoristas que estaban pendientes de adquirir alguna de las novedades de la marca naranja; mientras varios modelos ya tienen fecha de llegada, la esperada 1390 Super Duke GT 2025 ha sido la principal damnificada, posponiendo su producción hasta, como mínimo, el año 2027.
La situación en la fábrica de Mattighofen se tornó crítica a finales del año pasado, obligando a la compañía a pausar sus planes de expansión y a revaluar su hoja de ruta. La intervención de BAJAJ ha sido fundamental para reconducir el rumbo, permitiendo a KTM iniciar un periodo de recuperación y, lo más importante, confirmar cuándo llegarán los modelos que vimos en Milán hace casi un año.
El desembarco más inminente será el de la 990 Duke R 2025, que estará disponible para reservas a partir del próximo mes de noviembre. Posteriormente, en enero de 2026, desembarcará la nueva deportiva RC 990 R junto a la renovada gama trail con las Super Adventure S, EVO y R.
Sin embargo, el anuncio que más llama de esta reorganización es el futuro de la 1390 Super Duke GT. La que estaba destinada a ser la referencia del segmento sport-touring y cuyo lanzamiento se esperaba para principios de 2025, ha sido reprogramada como parte de una decisión estratégica. ¿El motivo? Lanzar primero los modelos con más demanda, y esta GT no está entre ellos.
El aplazamiento de este modelo es, sin duda, un jarro de agua fría para los clientes de KTM que esperaban esta renovada sport-touring con alma de superbike. Su base mecánica, compartida con la hyper-naked Super Duke R EVO, se fundamenta en un motor V-twin de 1350 cc capaz de desarrollar 190 cvde potencia y un par de 145 Nm, cifras que la situaban en la cima de su categoría.
La propuesta de la GT no se limitaba a su motor. El diseño incluía un chasis multitubular de alta rigidez, un avanzado sistema de suspensión electrónica semiactiva WP APEX y un equipo de frenado de primer nivel con pinzas Brembo Stylema, combinando algo que muy pocos modelos pueden ofrecer: un equilibrio excepcional entre la comodidad para largos viajes y la agilidad de una moto deportiva.
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A nivel tecnológico, la 1390 Super Duke GT estaba preparada para marcar un antes y un después, incorporando un radar frontal para habilitar el control de crucero adaptativo y otras ayudas a la conducción. Todo ello gestionado desde una nueva pantalla TFT de 8,8 pulgadas.
