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Un espectador ebrio que cruzó la pista en pleno entrenamiento del Manx Grand Prix ha sido condenado a 24 semanas de prisión tras un incidente que pudo acabar en tragedia. El hecho se produjo el martes 19 de agosto en Bray Hill, a la altura del garaje de Ellan Vannin Fuels, uno de los puntos más rápidos y peligrosos del trazado, donde las motos clásicas del Formula One rozan los 290 km/h.
El protagonista, identificado como Christopher Crellin, de 38 años, se abrió paso entre los comisarios y atravesó la carretera mientras los pilotos se aproximaban a toda velocidad. A pesar de las advertencias de los oficiales de pista y los gritos de los espectadores, continuó andando con calma hasta llegar al otro lado, donde incluso discutió con aficionados que le recriminaban su acción. Su aspecto inconfundible, con un brazo en cabestrillo y ropa llamativa, facilitó que la policía pudiera identificarlo rápidamente.
La escena quedó registrada en un vídeo que circuló de manera viral en redes sociales, y ha generado una fuerte indignación entre seguidores y participantes del evento. Las imágenes fueron presentadas como prueba en el juicio celebrado el jueves 21 de agosto. Allí, Crellin se declaró culpable de entrar en una vía cerrada, comportamiento provocador y estar ebrio en un lugar público. El tribunal le impuso 16 semanas de prisión por el primer delito y ocho semanas adicionales por el segundo, sumando un total de 24 semanas de encarcelamiento.
Durante la vista, los jueces no escatimaron en dureza al dirigirse al acusado. "Es indescriptible la gravedad que esto pudo haber sido. No solo se ha puesto en peligro a sí mismo, sino también a los pilotos y al público. Su historial de infracciones es inaceptable. Usted es local y debería saberlo", señalaron.
El abogado defensor, Paul Rodgers, intentó que se tuvieran en cuenta los problemas de salud mental de su cliente, además de su consumo de alcohol y cannabis. También alegó que el ingreso en prisión podría hacerle perder su vivienda, pero la magistratura desestimó sus argumentos al considerar que los hechos eran demasiado graves como para imponer una sanción menor.
La legislación de la Isla de Man establece penas de hasta seis meses de cárcel para cualquier persona que acceda a las carreteras cerradas durante las competiciones del TT o el Manx GP. Se trata de una advertencia que se repite de forma insistente en carteles, megafonía y mensajes en medios locales antes, durante y después de cada carrera. Aun así, casos como este demuestran que siempre existe el riesgo de que un comportamiento irresponsable ponga en jaque la seguridad del evento.
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El suceso ha reabierto el debate sobre el refuerzo de la seguridad en las zonas de público del Manx Grand Prix y del TT, carreras que se celebran en carreteras abiertas al tráfico el resto del año, pero que se transforman en un circuito urbano cerrado durante las pruebas. La combinación de motos rodando a velocidades cercanas a los 300 km/h y espectadores a pie de carretera convierte cualquier imprudencia en un peligro potencialmente mortal.
