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El aplastante dominio que Yamaha está ejerciendo en el Campeonato del Mundo de Supersport esta temporada ha tenido una consecuencia directa e inmediata: una nueva penalización por parte de la FIM que obliga a su nueva y flamante YZF-R9 a "engordar" a partir de este mismo fin de semana en Donington Park. Sin embargo, lo que podría parecer una medida lógica para equilibrar la balanza, esconde una paradoja que pone en entredicho la eficacia y la justicia del reglamento.
La decisión, anunciada tras el último análisis técnico ("Checkpoint 3") realizado por la Federación Internacional de Motociclismo, es la respuesta al monólogo que Yamaha ha protagonizado en la primera mitad de la temporada. Con 8 victorias en las 12 carreras disputadas hasta la fecha, repartidas a partes iguales entre el líder del mundial, Stefano Manzi, y el turco Can Oncu, la superioridad de la R9 ha superado el umbral de rendimiento definido en el reglamento, activando así las medidas de equilibrio.
En concreto, la FIM ha impuesto una doble sanción a la Yamaha YZF-R9. Por un lado, el peso mínimo de la motocicleta se incrementa en 5 kg, pasando de los 161 kg establecidos hasta ahora a 166 kg. Por otro, y aquí es donde reside la gran controversia, el peso mínimo combinado de la moto y el piloto también se incrementa en 5 kg, estableciéndose ahora en 244 kg.
Este tipo de ajustes forman parte de la nueva normativa de equilibrio de rendimiento del campeonato, que busca igualar las prestaciones entre los diferentes fabricantes para ofrecer un mayor espectáculo. Sin embargo, la aplicación de esta norma en este caso concreto ha generado una situación, cuanto menos, irónica.
La lógica nos diría que una penalización por un rendimiento superior debería afectar principalmente a los pilotos que han provocado dicha sanción. Pero la realidad es muy diferente. El aumento del peso mínimo combinado perjudica, sobre todo, a los pilotos más pequeños y ligeros, que ahora se verán obligados a añadir lastre a sus motos para alcanzar esos 244 kg. Pilotos como Niccolò Antonelli o Yuki Okamoto, por ejemplo, tendrán que cargar con hasta seis kilos de peso extra, un hándicap considerable en una categoría tan igualada.
Sin embargo, el principal artífice del éxito de Yamaha y actual líder del campeonato, Stefano Manzi, no se verá afectado en absoluto por esta medida. Debido a su mayor estatura y peso, el piloto italiano ya cumple, e incluso supera, el nuevo límite de peso combinado sin necesidad de añadir un solo gramo de lastre. En otras palabras, la norma castiga al fabricante por el éxito de su piloto estrella, pero la penalización real en pista no la sufre él, sino sus compañeros de marca menos exitosos.
Esta situación, como es lógico, ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre la idoneidad y la justicia del algoritmo de equilibrio de la FIM. ¿Tiene sentido una norma que, en la práctica, penaliza a los pilotos más ligeros en lugar de a los más dominantes? La intención de igualar la competición es loable, pero su aplicación en este caso genera un efecto colateral que desvirtúa el propósito original.
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Mientras tanto, la lucha por el título de Supersport llega a su ecuador en Donington Park. Stefano Manzi lidera con 47 puntos de ventaja sobre un Can Oncu que viene en plena remontada, habiéndole recortado 51 puntos en las dos últimas citas. La presión para el líder es máxima, y ahora, la polémica sobre el peso añade un nuevo factor de tensión en el box de Yamaha.