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Cuando pensamos en el futuro de la motocicleta, la mayoría de las veces nuestra mente viaja hacia la electrificación a baterías. Sin embargo, en los pasillos de una de las instituciones tecnológicas más prestigiosas del mundo, el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), un grupo de brillantes estudiantes está explorando una vía alternativa, una que promete recargas ultrarrápidas, una gran autonomía y, agárrense, una potencia que podría dejar en evidencia a muchas superbikes actuales. Su creación: una motocicleta impulsada por una pila de combustible de hidrógeno que, según sus desarrolladores, podría alcanzar los 300 CV.
El proyecto, liderado por el equipo de vehículos eléctricos del MIT (EVT), una división con una larga trayectoria en el desarrollo de tecnologías de vanguardia desde 2005, supone un cambio de rumbo en su propia historia. Tras años centrados en las baterías, ahora han puesto su foco en el hidrógeno. Pero su objetivo no es crear una moto de carreras para batir récords de velocidad, sino algo mucho más ambicioso y, a largo plazo, más importante: desarrollar la primera plataforma de motocicleta de hidrógeno de código abierto del mundo.
La idea, liderada por el estudiante de posgrado Aditya Mehrotra, es tan simple como revolucionaria. "Queríamos iniciar una conversación en torno a los sistemas de hidrógeno a pequeña escala", explica. "Esta moto trata de crear demanda, mostrar el potencial y ayudar a que la infraestructura se ponga al día".
En lugar de un proyecto cerrado y secreto, el equipo del MIT está creando una plataforma modular, casi un "plug and play", donde cada componente principal —desde el motor eléctrico hasta la pila de combustible o los tanques de hidrógeno— puede ser fácilmente reemplazado, probado y mejorado.
El objetivo final no es la producción en masa, sino la educación y la colaboración. Junto con el prototipo, el equipo está desarrollando una completa guía de código abierto que detalla cada paso del proceso de diseño y construcción. La idea es que otros ingenieros, estudiantes e incluso aficionados puedan replicar o mejorar su trabajo. "Gran parte del desarrollo del hidrógeno se realiza en simulación o en entornos muy controlados, porque es caro y difícil de probar", señala Elizabeth Brennan, estudiante de ingeniería mecánica y responsable de seguridad del proyecto. Al ofrecer un prototipo documentado y probado, buscan derribar las barreras de entrada a la experimentación con el hidrógeno.
El corazón de esta máquina es una pila de combustible proporcionada por Doosan, una empresa surcoreana más conocida por fabricar unidades de potencia de hidrógeno para drones. Esta pila, ligera y compacta, se encarga de generar la electricidad que alimenta el motor. Y todo este complejo sistema se ha integrado en el chasis de una Ducati de los años 90, modificado para dar cabida a los tanques de hidrógeno de fibra de carbono, la pila de combustible y toda la electrónica asociada.
El reto de empaquetar todos estos componentes en un espacio tan reducido ha sido uno de los mayores desafíos del proyecto. "Montar todo y evitar conflictos en un espacio tan pequeño ha sido uno de nuestros mayores desafíos", explica Annika Marschner, miembro del equipo. Aunque inicialmente utilizaron un motor eléctrico convencional, ya están trabajando en una unidad de desarrollo propio, diseñada específicamente para las demandas de un sistema de propulsión de hidrógeno.
El proyecto, que comenzó en enero de 2023, ya ha superado uno de sus hitos más importantes. El pasado mes de octubre, el prototipo completó con éxito su primer test completo en pista, demostrando la viabilidad del concepto. Pero su campo de batalla no son, de momento, los circuitos de carreras. El equipo está centrado en mostrar su creación en eventos tecnológicos y de energías renovables de primer nivel, como la Cumbre del Hidrógeno de las Américas o la Cumbre Mundial del Hidrógeno en los Países Bajos, con el objetivo de llevarla también al prestigioso Consumer Electronics Show (CES) de Las Vegas.
A pesar de que ya han existido algunos prototipos de motocicletas de hidrógeno en el pasado (como un scooter funcional de Suzuki), el proyecto del MIT se distingue por su enfoque abierto y colaborativo. "Que nosotros sepamos, esta es la primera plataforma de motocicleta de hidrógeno del mundo totalmente de código abierto, rigurosamente documentada y probada", afirma Mehrotra.
La gran ventaja del hidrógeno frente a las baterías es su alta densidad energética y, sobre todo, la rapidez de repostaje, dos características especialmente atractivas para el mundo de la moto. Sin embargo, el coste y la falta de infraestructura siguen siendo los principales obstáculos para su comercialización.
A pesar de ello, el trabajo de estos estudiantes del MIT podría ser el catalizador que acelere la innovación en este campo. Su prototipo no es solo una moto; es una herramienta de investigación, una plataforma educativa y una prueba tangible de que existe una vía viable para descarbonizar el transporte personal sin renunciar a las prestaciones.
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Como concluye Jonathan Scheffe, un ingeniero mecánico de la Universidad de Florida no involucrado en el proyecto, este avance tiene "implicaciones de gran alcance" no solo para las motos, sino también para sectores como el transporte marítimo pesado y la aviación. La moto de hidrógeno del futuro, con sus prometedores 300 CV, ya está rodando.