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Harley-Davidson quiere volver a enganchar a los jóvenes… renunciando a las motos gordas

Publicado el 30/05/2025 en Actualidad del sector

TCRedacción 
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Harley-Davidson ha decidido hacer lo impensable. Después de años aferrándose a su catálogo de motos grandes, caras y de espíritu puramente norteamericano, ahora admite lo que era evidente: si quiere seguir viva fuera de su país, tiene que cambiar. Sí o sí. Y lo va a hacer; al menos hay disposición por ello. Su nueva estrategia pasa por ofrecer una moto de entrada asequible, pequeña y pensada para enganchar a nuevos motoristas. Sí, incluso a los que jamás se imaginaron subidos a una Harley.

Desde el 1 de enero de 2025, las Sportster de aire (883 y Forty-Eight) ya no pueden venderse en Europa por culpa de la normativa Euro5+. Eran los modelos más baratos y populares de la marca. Se acabaron. Ahora, el modelo más accesible es la Nightster, que arranca en 16.900 euros. Un precio que la mayoría de jóvenes simplemente no puede pagar. Y Harley lo sabe.

Kolja Rebstock, vicepresidente de mercados internacionales de la compañía, ha sido muy claro: “Perdimos volumen cuando dejamos de vender las Sportster. El reto ahora es lanzar motos pequeñas que den beneficios y que al mismo tiempo atraigan nuevos motoristas”. En su entrevista con Motorcycles News, Rebstock no se esconde: toca abrirse. “Si solo hacemos motos para nuestros clientes tradicionales, nos quedamos solos. Necesitamos llegar a más gente, a las mujeres, a los jóvenes…”.

Y en esa búsqueda de un nuevo público, la clave podría estar lejos de Milwaukee. En India, Harley vende desde hace tiempo la X440, una monocilíndrica desarrollada junto a Hero MotoCorp. Cuesta poco más de 2.000 euros al cambio, y aunque no se comercializa en Europa, podría ser la base sobre la que construir una nueva Harley de entrada. El espejo está claro: marcas como Triumph (Speed 400) o Honda (GB350S) ya han demostrado que hay mercado para estas motos pequeñas, siempre que estén bien hechas y mantengan el ADN de marca.

En este sentido, la planta de Harley-Davidson en Tailandia se perfila como pieza clave. Ya produce buena parte del catálogo internacional y, según Rebstock, tiene capacidad, calidad y flexibilidad para sacar adelante nuevos modelos sin elevar los costes. Algo especialmente importante si la compañía quiere esquivar los posibles aranceles desde EE. UU., reavivados tras la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca.

Pero el cambio no es solo técnico: también es cultural. Harley quiere desprenderse de la imagen de marca exclusiva para tipos con barba, cuero y cincuenta años a la espalda. “Hay gente que ni siquiera sabe que vendemos una trail como la Pan America desde 2021”, reconoce Rebstock. La llegada de las carreras King of the Baggers al mundial de MotoGP en 2026 es otra señal: Harley quiere ser vista como una marca dinámica, moderna y en movimiento.

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Y no hay alternativa. La firma ha perdido terreno en las motos eléctricas, ha sufrido caídas de ventas en Europa y ahora necesita reinventarse o morir. Renovarse o morir, casi literalmente y aplicado al mundo de la empresa y de la moto.



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