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Yamaha, actualmente centrada en la categoría reina dentro del paddock del Mundial de Motociclismo, está estudiando seriamente un posible regreso a la cilindrada de iniciación, Moto3, pero no a cualquier precio. Paolo Pavesio, el nuevo máximo responsable deportivo de la marca de Iwata, ha confirmado que Yamaha participa activamente en las discusiones para la profunda reforma que se espera en Moto3 a partir de 2028. Sin embargo, su implicación como fabricante dependerá de que la categoría se transforme en una plataforma más accesible y sostenible.
Pavesio ha sido contundente al diagnosticar los problemas que, a su juicio, aquejan a la actual Moto3, dominada por Honda y KTM desde que reemplazó a los 125c c de dos tiempos en 2012. "Hemos entendido que la situación de costes no es saludable y el acceso a Moto3 ya es muy difícil", afirmó el directivo italiano en una charla reciente con Speedweek.com.
Pavesio alertó sobre el riesgo de que el motociclismo de base se convierta en un deporte elitista: "Lo que no debe pasar es que nuestro deporte se convierta solo para niños de padres ricos". Puso como ejemplo los prohibitivos costes de la categoría: "Una temporada completa en la Yamaha R3 Cup se puede disputar con 30.000 euros; en Moto3, solo la moto ya cuesta 100.000, y el motor ni siquiera te pertenece".
Esta barrera económica, según Pavesio, "también ha llevado a que estas motos hayan desaparecido por completo de los campeonatos nacionales como en Inglaterra o Italia. Este es un problema fundamental". Además, desde una perspectiva estética y funcional, considera que, pese a su velocidad, "las motos ahora parecen viejas. También se debería adaptar entonces el tamaño de la moto", especialmente considerando que la edad mínima de acceso se elevó a 18 años.
Entonces, ¿qué tipo de Moto3 convencería a Yamaha para involucrarse como fabricante? Pavesio aboga por un cambio de filosofía. "Podríamos imaginarnos apoyar un concepto que, en el lado de los costes, haga posible una participación más amplia, también de nuevo a nivel nacional", explicó.
Para lograrlo, sugiere que "posiblemente, para ello, en cuanto al motor, se deba ir más en dirección a la producción en serie", ya sea con un único suministrador o con la participación de varias marcas. Lo crucial para Yamaha es que el nuevo formato cuente con "un motor que tenga suficiente potencia y pueda ofrecer un buen espectáculo".
La predisposición de Yamaha es clara: "Todo lo que sirva al deporte en el sentido de que hagamos el motociclismo de competición más accesible también a nivel de GP, interesa a Yamaha. Y si ayudamos en la solución como fabricante, entonces estaremos listos para asumir un papel", sentenció Pavesio.
Este interés por las categorías inferiores se alinea con la estrategia de Yamaha de construir su pirámide de talentos "desde abajo" hacia MotoGP, una filosofía que ya se refleja en su programa Blu Cru en el paddock de Superbikes y en su reciente implicación en Moto2 junto al equipo Pramac (aunque utilizando chasis Boscoscuro, el proyecto luce los colores de la cantera de Yamaha). "No en vano nos hemos hecho cargo del proyecto de Moto2", señaló Pavesio. "Si surge la oportunidad, nos gustaría continuar la expansión hacia abajo".
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Yamaha, por tanto, tiende la mano para regresar como protagonista a la categoría de entrada al Mundial. La decisión final, sin embargo, dependerá de la capacidad de Dorna y el resto de actores implicados para diseñar una Moto3 para 2028 que sea no solo competitiva en pista, sino también económicamente viable y verdaderamente accesible para las futuras estrellas del motociclismo.