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Hay quien colecciona sellos, hay quien colecciona motos, y luego está el que compra una Honda RVF400 NC35 de 1995 y le pone encima hasta el felpudo de la entrada... siempre que esté hecho de carbono, claro. Porque eso es lo que tenemos entre manos: una de las RVF más radicales que se han visto últimamente, con el sello de Tyga Performance por todas partes. Subastada por 11.503 dólares (unos 10.700 euros al cambio), esta joyita no es solo una moto, es un manifiesto rodante.
Un poco de contexto: la Honda RVF400, también conocida como NC35, fue fabricada entre 1994 y 1996 como sucesora directa de la VFR400R. Montaba un V4 a 90° de 399 cc con distribución por engranajes y 59 CV a 13.000 rpm. Era, en esencia, una RC45 en miniatura, con una calidad de acabados que quitaba el hipo y una parte ciclo que hacía sudar a más de una 600 de la época. ¿Peso? 165 kg en seco. ¿Estilo? Puro ADN de circuito japonés.
Y aquí es donde entra Tyga Performance. Fundada en 1998 en Tailandia, esta empresa se especializó desde el principio en dar cariño a las motos japonesas de nicho, esas 250 y 400 deportivas que hoy son objetos de culto. Se han convertido en un referente mundial en escapes para dos y cuatro tiempos, kits de carrocería personalizados, piezas en fibra de carbono y componentes de competición como coronas de carrera.
Así que cuando alguien dice “esta moto lleva todo el catálogo de Tyga encima”, no está exagerando. El vendedor la compró hace un año a Tyga junto con otra RVF para un proyecto doble. Según él mismo cuenta: “Fue almacenada durante un tiempo después de que Tyga terminara el proyecto. Las llantas BST que tenía se usaron para otra moto, y yo quería devolverle la vida. Tiene una pintura espectacular con mezcla de lo nuevo y lo viejo, y mucho carbono a la vista. Está impecable, lista para un nuevo hogar”.
Honda RVF400NC35 Tyga (arriba) vs el modelo original (abajo)
Entre las modificaciones más destacadas, toma nota: Kit de carrocería completo Tyga T-13 en fibra de carbono, Subchasis en carbono y tijas mecanizadas para aceptar horquillas de CBR600RR, Escape completo con silenciador Moto Maggot y soporte de carbono, Maneta de embrague, tapón de depósito, cubiertas del basculante, protector de cadena y embellecedor del cuadro de instrumentos, todos en... sí, carbono.
No faltan tampoco unos reposapiés traseros Tyga, guardabarros delantero y cubiertas de embrague, suspensiones delanteras de una Honda CBR600RR 2005 con pinzas radiales, y depósito de freno trasero tipo HRC.
Toda esta orgía de fibra de carbono y aluminio no ha sido solo un ejercicio estético. Antes de la subasta, la moto pasó por una inspección de seguridad para asegurar que está lista para rodar. Y sí, lo está. Con un look a medio camino entre el GP de Suzuka del '96 y una película cyberpunk, esta NC35 no es para pasar desapercibido.
Ahora bien, los puristas levantarán una ceja. ¿Es mejor una NC35 como salió de fábrica, con su carenado original y su estética noventera intacta? ¿O una reinterpretación radical como esta, que parece escapada del stand de Tyga en el Tokyo Motor Show?
Eso ya queda en manos del afortunado que la ganó en subasta. Lo que está claro es que esta moto representa lo mejor de dos mundos: la base sólida de una deportiva japonesa icónica, y el talento artesanal de una marca que ha sabido enamorar a los nostálgicos con mucho carbono y aún más pasión.
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