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El siempre directo Scott Redding ha vuelto a soltar una de sus perlas, esta vez en el podcast Motorsport Republica, donde ha revivido con cierta sorna su paso por el Superprestigio Dirt Track, esa cita sobre tierra que durante unos años encendió el Palau Sant Jordi de Barcelona con un cóctel explosivo de estrellas del motociclismo. ¿El protagonista de su relato? Marc Márquez. ¿El tema? Una supuesta ayudita electrónica.
Redding, que en su día vivía en España y decidió apuntarse a la segunda edición del evento (diciembre 2013) con ganas de pasarlo bien, no tardó en darse cuenta de que la cosa no era tan amateur como se esperaba: “Hace unos años participé en el Superprestigio, en España. En aquella época vivía en España, así que dije 'venga, voy a hacerlo', un poco de dirt track y a disfrutar. Llegué al primer entrenamiento, miré a mi alrededor y todos iban 'Full Factory'”.
La idea del evento era sencilla: adaptar mínimamente las motos para la pista de tierra. “Eché un vistazo al reglamento, que básicamente decía que podías bajar la horquilla, quitar el guardabarros delantero, usar llantas de 16 o 17 pulgadas, en el amortiguador trasero tenías que hacer un agujero para bajarlo... es decir, cosas muy básicas. Quitar el freno delantero, algo básico”, explicó el británico.
Pero la sorpresa llegó cuando vio el nivel de preparación real que llevaban algunos de los pilotos. “Llego allí y me encuentro suspensiones Öhlins delante y detrás, controles de tracción... y digo, ¿qué cojones?”. Nada que ver con la imagen romántica del dirt track puro y duro.
Y entonces llegó la bomba: “Marc (Márquez) llevaba un motor oficial de HRC Supercross, hablamos de un motor de 20 o 30 mil euros, con control de tracción”. Redding no dudó en señalar que el ocho veces campeón del mundo estaba jugando en otra liga, y no precisamente por su talento natural. “Vi la carrera principal desde fuera, y me fijé en Marc, y dije 'lleva control de tracción en esa moto, está jugando con los demás'. En dos vueltas ya se había escapado”.
Redding apuntó también a la presencia de auténticos especialistas americanos del dirt track, como Brad Baker, que no pudieron hacer mucho contra la artillería técnica desplegada por Márquez. “La carrera era en Barcelona, y trajeron a varios pilotos de dirt track de Estados Unidos, como Brad Baker y algunos más. Pilotos muy fuertes en esa especialidad, que vinieron aquí con las suspensiones retocadas y un escape, llevando motos de stock”.
El contraste, según él, era tan grande que restaba toda la gracia al evento. “Yo pensaba que le estaban quitando toda la diversión. Por eso cada vez más gente decidió no acudir, porque era algo injusto. No voy a dejarme 50 mil euros para dar vueltas a un círculo durante ocho segundos”.
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Y como si fuera poco, Redding acabó pagando su entusiasmo con una lesión más que seria: “Me caí en uno de los entrenos y me rompí el esternón. Luego hice un par de carreras tomando calmantes, pensaba que estaría bien, pero alguien me dio un golpe y sentí como si me abriera por dentro, y pensé 'vaya, esto no pinta bien'”.