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Puede que en la carretera las motos eléctricas todavía no planten cara a las de gasolina, ni tiene pinta de que lo vayan a hacer a corto/medio plazo. Pero si hablamos de las motos eléctricas fuera de la carretera, para el off-road, entonces la cosa cambia, y bastante. Aunque no hacen ruido, tienen un par impresionante, se mueven rápido y tienen un chasis juguetón; ¿qué más se puede pedir?
La última prueba de que son 'algo más' la tenemos en los X Games, ese evento anual de deportes extremos organizado, producido y transmitido por el grupo mediático de deportes estadounidense ESPN y por ABC. Bueno, pues desde hace un tiempo, metieron a competir a la marca de motos eléctricas Stark, con su modelo Varg de 80 CV. Pues ha resultado ser tan despampanante que han desbancado a la magia de las de gasolina; tanto que han prohibido las eléctricas.
Si Stark Varg ya suena fuerte, hay otra que también lo hace. Es una startup alemana, Grizzlar. Destacan por hacer las cosas un pelín diferente al resto. Mientras que otras marcas de motos eléctricas se centran en sacarle todo el jugo y potencia a las motos eléctricas, Grizzlar trabaja en tres puntos clave: eficiencia, la gestión del calor y la accesibilidad con su modelo EMX30.
Esta es su primera gran moto eléctrica de bajo voltaje. La potencia es de 30 kW (lo que vienen siendo unos 40 CV); eso la coloca directamente en las categorías MX1 y MX2, lo que equivaldría a motos de entre 250 y 450 cc. Pero la clave no es esa, sino más bien un sistema de refrigeración líquida que evita el sobrecalentamiento, una batería intercambiable para minimizar el tiempo de inactividad y un diseño modular que reduce los costes tanto para los pilotos como para los organizadores.
Y con eso, quieren triunfar. Es decir, que su seña de identidad no es la potencia bruta, sino la practicidad. Todo eso sobre el papel, porque la gran pregunta es si es capaz de competir en términos reales. Las motos off-road tienen un particular estrés compitiendo, y ya hay cosas de marcas que han tenido que retirar sus modelos debido a la alta exigencia. De hecho, no verás muchas competiciones off-road de eléctricas.
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Parece que el proyecto de Grizzlar apunta alto. Otro problema podría ser el precio, porque las motos eléctricas no son precisamente baratas. Sin embargo, la startup alemana todavía no le ha puesto el cartel de venta a su moto hasta que no la terminen de desarrollar.