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El mercado de las deportivas monocilíndricas siempre ha tenido su público, pero hubo una época en la que todo fue mejor para ellas. Aunque ya no gozan de tanta popularidad, hubo una época en la que las Supermono de 600 cc eran bastante famosas e incluso tenían su propia categoría. Sin ir más lejos, la Supermono de Ducati de 1991 que provocó un antes y un después.
La competencia eran los de Borgo Panigale. Incluso Bimota se apuntó a la carrera por desarrollar una con motor BMW, pero que nunca llegó. Yamaha tenía su SZR660 de 1995, por ejemplo. Sin embargo, quien nunca llegó a tener una deportiva monocilíndrica tipo Supermono fue Honda, aunque a punto estuvo.
Hoy la historia cuenta que Honda tenía en sus planes sacar una deportiva monocilíndrica muy vistosa. De hecho, llegaron a exhibirla como modelo prototipo, la llamada 644 Super Mono que debutó en 1995 en el Salón de Tokio, pero que nunca llegó a la calle, aunque los japoneses llegaron a decir que “estará disponible comercialmente pronto”. Y efectivamente, nunca más hubo noticias de aquella moto.
Era una moto japonesa, pero la influencia italiana era más que evidente. Aquella moto presentaba un chasis multitubular (una solución que Honda ya había empleado en otros modelos anteriores como la GB 500 TT), además de traer una curiosa suspensión trasera montada debajo del motor, entre otros sistemas.
A nivel estético era una moto que cautivaba, muy noventera, pero que se salía de la atmósfera modernista de las otras marcas, y tenía un estilo más tradicional y marcado de lo que era Honda en aquellos años.
El motor era conocido, y seguro que a alguno le suena lo de 644, porque era el motor de 644 cc que usaba la Dominator. Sin embargo, al corazón mecánico de la monocilíndrica le habrían añadido la tecnología RFVC, o ‘Radial Four Valve Combustion’ en inglés, que a la postre disponía las cuatro válvulas del motor en una disposición radial, y la bujía en medio. Potencia por un tubo para una moto de un solo cilindro, y aunque nunca se llegó a saber la potencia, habría estado por encima de los 50 cv.
Para aquella moto también habían dispuesto un radiador de aceite pero en una rara posición; a la izquierda del faro delantero y muy descompensado con las soluciones habituales. Aunque se salía de lo común, el aspecto general de la moto era único.
La parte ciclo también hacía cosquillas a los aficionados: horquilla invertida regulable, frenos de cuatro pistones Nissin y discos de freno de la VFR, y hasta dos escapes que salían del colín.
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Un sueño que muchos consideraron no cumplido. La presentación de aquella moto supuso un revuelo por la cantidad de novedades que traía, pero que nunca llegamos a ver materializadas en una moto comercial de calle. Sin embargo, siempre quedará en el recuerdo de la historia de las dos ruedas.