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¿Te imaginas que tu propia moto se encarga de colocarte las rodillas en función de las necesidades del momento? Puede parecer ciencia ficción, pero es un proyecto real en el que está trabajando Honda y que, gracias a las patentes a las que ha tenido acceso Motorradonline, podría acabar incorporándose como elemento de serie a la futura gama Fireblade de la firma japonesa.
De momento, los ingenieros de la firma con sede en Tokio ya se han encargado de patentar este sistema a través de una serie de bocetos que incluyen todos los elementos mecánicos y electrónicos empleados para que la moto sea capaz de desplazar las piernas del piloto.
Para ello, la unidad de medición inercial -que ya equipa la CBR 1000 RR-R Fireblade de la actual generación- y un sistema combinado de radar y cámaras se encargarían de realizar los cálculos necesarios en función de la velocidad y ángulo de inclinación de la motocicleta, enviando esa información a una segunda centralita que gobierna los servomotores que controlan estas aletas ubicadas en los laterales del depósito.
Estos soportes móviles se irán moviendo de acuerdo a la trazada que esté manteniendo la moto e irán variando en función del reparto de pesos que se necesite en ese momento; la información que acompaña a las patentes señala que, en el caso de tener que realizar una frenada de emergencia, el sistema sería capaz de presionar las rodillas del piloto contra el depósito para mantener su equilibrio y equilibrar el reparto de pesos durante las décimas de segundo que dura la maniobra.
Antes de eso, los dos soportes empezarían a vibrar para avisar al piloto de un peligro inminente, y de no corregir la trayectoria, actuarían en consecuencia.
Este novedoso sistema también es capaz de forzar al piloto a descolgarse más o menos de la moto durante un giro si la unidad de medición inercial entiende que es necesaria una mayor participación del propio peso del motorista en la maniobra, ya sea para abrir o cerrar la trayectoria.
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De momento, este singular proyecto de Honda sigue en fase de desarrollo, y todavía está por ver si esta patente acabará llegando algún día a un modelo de producción o si bien será una de esas muchas ideas que los ingenieros lanzan al aire y que, años después, siguen cautivas dentro de sus cuadernos personales. ¡El tiempo lo dirá!