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En el año 2015, Honda se convirtió en el segundo fabricante del mundo que lanzaba una motocicleta de calle derivada directamente de su máquina de MotoGP. Antes de la llegada de la RC213V-S, sólo Ducati había hecho algo similar con su Desmosedici RR, la primera moto deportiva desarrollada a partir de un prototipo del Mundial de Motociclismo que cualquier adinerado cliente podía encargar directamente al fabricante boloñés.
La RC213V-S fue un modelo que se inspiró en la moto con la que Marc Márquez había ganado los títulos de MotoGP de las temporadas 2013 y 2014. El motor era el mismo V4 a 90º de 1000 cc empleado por la MotoGP de HRC, un corazón mecánico que prescindía de ciertos elementos que encarecían su posterior mantenimiento -por ejemplo no montaba válvulas neumáticas ni cambio seamless- y que era capaz de entregar 159 cv de potencia a 11.000 rpm., una caballería que se disparaba hasta los 215 cv a 13.000 rpm. instalando la ECU y el escape específico para circuito que HRC vendía en un kit a parte por un precio de 15.000 euros.
No sólo el motor de la RC213V-S era calcado al de la RC213V de Marc Márquez: su chasis de aluminio de doble viga, su enorme basculante trasero o el depósito de combustible instalado bajo el asiento también copiaban el diseño de la MotoGP del Repsol Honda Team.
La parte ciclo sí que difiere de los componentes usados en el Mundial de Motociclismo; por ejemplo, la horquilla es una Öhlins TTX 25 presurizada, el amortiguador un TTX36 ajustado para esta RC213V-S y el amortiguador de dirección era el mismo que Honda empleaba en la RCV1000R de la categoría Open. Los frenos, obviamente, no son los carísimos y exclusivos Brembo de carbono que emplean en el mundial, unos discos que requieren de una temperatura muy alta para funcionar correctamente; en este caso, Honda montó unos discos de aluminio con un grosor de 5,5 mm (los de MotoGP suelen ser de 6 mm) mordidos por pinzas radiales de cuatro pistones Brembo monobloque.
Honda fabricó algo más de 200 unidades de su RC213V-S para todo el mundo. Algunas fueron a parar a manos de sus pilotos de MotoGP para sus entrenamientos privados- Marc Márquez, Alex Márquez, Pol Espargaró y Takaaki Nakagami tienen cada uno una unidad en su garaje-, y el resto se repartieron por todo el mundo por un precio que rondaba los 175.000 euros, prácticamente lo mismo que Ferrari te pedía en sus concesionarios por su último modelo de súperdeportivo.
A día de hoy, conseguir una RC213V-S de segunda mano es misión imposible. El único modo de hacerse con una de las 200 unidades fabricadas por Honda pasa por acudir a las poquísimas subastas que aparecen de vez en cuando de este modelo, y la última se ha llevado a cabo en Japón. El propietario de la RC213V-S número 58 decidió sacar a subasta la unidad que había comprado en el año 2016, con sólo 191 kilómetros en el marcador e incluyendo el kit deportivo comprado directamente a HRC totalmente a estrenar.
Esta unidad alcanzó un precio final de 207.211 euros, prácticamente 40.000 euros más de lo que pagó su anterior propietario en Japón, y se convirtió en la moto japonesa de mayor valor en la historia de las subastas, superando los 192.000 euros que se pagaron hace unos años por uno de los cuatro prototipos de la Honda CB750 fabricados en 1968.
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Te invitamos a ver este vídeo que muestra en detalle la unidad que se vendió en Japón el pasado 31 de octubre: