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Jorge Lorenzo sigue sin tener claro su futuro laboral más inmediato. Si bien para él "todos los días son domingo y es imposible estar aburrido" -tal y como le respondió a un usuario de Twitter que le preguntó si no se aburría en casa-, el piloto balear todavía no ha desvelado cuáles serán sus planes a nivel deportivo de cara a 2021 ahora que Yamaha ha decidido prescindir de sus servicios para confiarle a Cal Crutchlow el desarrollo de la YZR-M1.
El #99 está convencido de que Yamaha ha ido orquestando su salida de la fábrica de Iwata durante las últimas semanas, especialmente después de que Lorenzo comprobara en Portimao la mala organización que desplegó la marca japonesa en un test que, sobre el papel, era importante para darle a sus pilotos una buena base técnica de cara al Gran Premio de Portugal.
"Se me ha echado a mí la culpa de que mi rendimiento en Portimao fuera así de malo", dice Lorenzo al respecto en una entrevista ofrecida al Diario AS. "Ya expliqué que a mí a mitad de año, en junio, se me dijo que no iba a haber más test y evidentemente que me he retirado para poder disfrutar de otras cosas de la vida. Así no me voy a entrenar si no tengo más test hasta febrero, y eso si renuevo. Por eso bajé mi ritmo de entrenamiento".
Más allá de su cuestionable estado físico en aquel test, Jorge no entiende la estrategia que siguió Yamaha dándole la moto del año pasado y un equipo de pruebas formado por personal que, según sus palabras, no estaba del todo capacitado para cumplir con sus funciones: "Me trajeron un equipo que no estaba capacitado para ofrecer un buen rendimiento, porque fueron con lo justo y con mecánicos que no están acostumbrados a trabajar bajo presión y en fines de semana de carreras. Pues cómo quieren que vaya rápido, y encima otra vez con la moto de 2019. Un probador tendría que llevar la moto de 2021 y no es que me den la moto de ahora sino la del año anterior".
El piloto español tiene claro que su salida forzosa de Yamaha después de sólo un año de colaboración se debe "una o dos personas que no son Lin Jarvis, porque no creo que sea por él solo", aunque de momento no quiere dar nombres: "Me reservo las dos personas que creo que han influido en la decisión de no renovarme y, al final, tengo que respetar esa decisión aunque para mí sea injusta. Lo creo porque sólo se ha basado en ese test desafortunado y no se ha valorado lo que conseguí yo y mi potencial real todavía encima de una moto, que creo que sigue siendo bueno para ir rápido y aportar buenas indicaciones".
El #99 está convencido de que su feedback y su conocimiento de la YZR-M1 le sería a Yamaha de mucha más ayuda que las indicaciones que pueda darles Cal Crutchlow el próximo año: "Yendo incluso más lento que un Cal, por ejemplo, mis indicaciones hubieran sido cien veces más exactas y precisas que un piloto que no es sensible y que no se adapta a lo que requiere la Yamaha, como es Cal, Dovizioso u otro tipo de piloto. Pero es su decisión y tendrán que acatarla en un futuro con resultados. Veremos si son positivos o negativos".
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Por último, dejando a un lado el tema de Yamaha, Jorge Lorenzo asegura no haber mantenido nuevos contactos con Aprilia para colaborar con ellos el próximo año en el desarrollo de la RS-GP, unas conversaciones que se han enfriado a lo largo de la última semana, especialmente después de que la fábrica de Noale comunicara oficialmente que Aleix Espargaró, Bradley Smith y Lorenzo Savadori formarán su estructura de pilotos oficiales y probadores en MotoGP de cara a 2021: "No he recibido más noticias por parte de Aprilia. Veremos si recibo más o ese plan esta congelado", dice Lorenzo al respecto.