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Mattia Pasini (Rimini, Italia, 1985) se enfrentó a uno de los momentos más delicados de su carrera deportiva con 13 años. Una tarde, mientras entrenaba en motocross, tuvo un incidente y sufrió varias fracturas. También perdió sensibilidad y fuerza en el brazo derecho, un obstáculo que pudo acabar con la carrera del piloto. Pero no fue así.
Tras someterse a numerosas operaciones y pasar por la correspondiente rehabilitación, siguió trabajando hasta llegar al Mundial de Motociclismo en el año 2004. "El pilotaje es cuestión de técnica, no de fuerza. No hay más que ver a Pedrosa o Rossi. No son toros y pilotan muy bien la 800cc. Me falta movilidad, no fuerza, y lo suplo con corazón", aseguró el piloto hace unos años, en declaraciones para el Mundo Deportivo.
En su palmarés destacan ocho victorias en 125cc y dos triunfos sobre una 250cc. También la primera posición en el Gran Premio de Italia de 2017, que le permitió regresar a lo más alto del podio tras ocho años sin hacer sonar el himno italiano en su honor. La última vez que había cruzado la meta en primera posición fue, precisamente, en Mugello 2009.
Su estreno como ganador de Moto2 llega un año después de que apostara por un peculiar sistema para accionar el embrague y el freno delantero con la misma maneta. La del lado izquierdo del manillar. En la derecha no hay nada, al más puro estilo del flat track americano.
¿Y cómo se emplea este arreglo técnico? En 2016, Mela Chércoles recogió unas declaraciones de su técnico, Giovanni Sandi, en las que se resumía el funcionamiento: “Usa dos dedos para cada leva”. Así de sencillo. El índice y el corazón para el embrague y el anular el meñique para el freno. Ricard Jové ha asegurado en Twitter que Pasini únicamente utiliza el embrague para las salidas. Es decir, reduce marchas sin emplearlo, algo que supone "un tormento" para el cambio de marchas.
No es la primera vez que un piloto necesita este tipo de modificaciones para poder desarollar su pilotaje. De acuerdo con el medio italiano GPOne, Santi Herrero lo utilizó en los años 60 para sobreponerse a una lesión, y el caso más famoso es el de Mick Doohan, que apostó por el freno de pulgar (leer noticia) después de la grave lesión que sufrió en Assen 1992.
Otros pilotos que tienen algún tipo de problemas con la movilidad de pies o brazos, como el español Alex Cruz (conocer más), apuestan por soluciones distintas, como bloquear el pedal del freno trasero o colocarlo en el mismo lugar que Pasini: junto a la maneta del embrague.
A pesar de las mejoras a nivel técnico, las soluciones de toda la vida pueden permitir que un piloto con falta de sensibilidad gane carreras de una forma espectacular. "¿Qué más puede pedir Mattia Pasini, si ha adelantado a sus rivales en Casanova-Savelli durante la última vuelta?", reflexionaba Valentino Rossi tras el Gran Premio de Italia de 2017. Siempre han existido dos tipos de frenos: los que son capaces de parar una MotoGP a más de 350 km/h y los vitales, esos que pueden dar carpetazo a una carrera deportiva. Salvo que el piloto se empeñe en encontrar una alternativa y hasta ganar carreras en la élite, claro.