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Ni todos los trazados son iguales, ni todos los pilotos los enfocan igual en el mundo del motociclismo. Hay circuitos donde una moto rápida puede ser la que marque la gran diferencia, pero también los hay en los que el talento del piloto prevalece sobre la potencia del motor. Ahí es donde más brillan la maestría, el talento y la experiencia, porque son los que confieren a los pilotos la habilidad para trazar con más precisión, leer mejor la pista y afilar su técnica en cada curva.
Hablamos de circuitos técnicos, exigentes, donde el piloto es quien marca la diferencia. Esos que todos esperamos ver con ansia por el espectáculo que suelen dar, y por poner realmente a prueba la habilidad de los competidores sobre dos ruedas y que pueden llegar a desmontar incluso las predicciones de los expertos en apuestas. ¿Y por cuál empezar? Pues, sin duda, por el Circuito de Sachsenring, en Alemania.
Con apenas 3,7 kilómetros de longitud, se trata de una de las pistas más cortas del Mundial de MotoGP, pero también de una de las más reviradas. Con diez curvas a izquierdas y solo cuatro a derechas, exige una enorme concentración y dominio del cuerpo para mantener el ritmo sin errores. Su parte más desafiante es el famoso “Waterfall” (curva 11), donde se pasa de una inclinación máxima a la derecha tras una larga secuencia de curvas a izquierdas. El equilibrio es clave aquí, algo que ha sabido dominar Marc Márquez, que logró 11 victorias consecutivas en Sachsenring entre 2010 y 2021.
Otro claro ejemplo es el Circuito de Assen, en Países Bajos, conocido como “La Catedral del Motociclismo”. Este trazado combina alta velocidad con curvas técnicas enlazadas, muchas de ellas ciegas, lo que exige una precisión quirúrgica en cada vuelta. El estilo de pilotaje aquí requiere mucha finura, experiencia y un control total de los neumáticos. No en vano, es uno de los circuitos donde se ve la diferencia entre los pilotos más que entre las propias motos.
También hay que destacar destacar Portimão, en Portugal. El Autódromo Internacional del Algarve se ha ganado una reputación de circuito técnico gracias a su diseño ondulante, cambios de elevación y curvas ciegas que castigan cualquier error. El tramo que va desde la curva 8 a la curva 13 es de los que pone a prueba la valentía de cualquier piloto por experimentado que sea. De hecho, muchos lo comparan con una montaña rusa.
Estos circuitos dejan muy claro que el motociclismo no es solo cuestión de tener más o menos velocidad. El talento, el estudio del trazado y la toma de decisiones al milisegundo son fundamentales, y no todos son capaces de rendir igual de bien cuando se enfrentan a sus trazadas. Desde luego, el motor no es un deporte para todo el mundo, y más cuando entran en juego circuitos como estos, diseñados para separar a los mejores de los demás, para mostrar quiénes son los que realmente tienen un don natural sobre las dos ruedas.