Ya sabemos que la Panigale no sirve para andar por ciudad, y que en carretera abierta es como un león enjaulado. Entonces, ¿por qué no soltarla en su hábitat natural? Dicho y hecho, cargamos la moto en nuestro remolque Satellite (cedido por buscoremolque.com) y ponemos rumbo al Circuito de Almería. El día amanece totalmente despejado, estamos a finales de noviembre pero el teléfono móvil ya nos adelanta que tendremos solazo y una temperatura máxima de 22º, ¡que ganas!
Bajo las presiones de las Supercorsa SP dejándolas en 1,7 y 1,9, pongo el modo Sport en el cuadro de la Panigale y salgo a pista. Las dos primeras vueltas las hago con mucho tiento, el asfalto aún está frío y es mi primera entrada con la 1199 en circuito, así que me lo tomo con calma. Pasan los giros y me voy adaptando a la moto, poco a poco voy le voy pidiendo más.
El motor parece traído de otro planeta. Creo que no existe en el mercado una moto que vaya tan rápido en los primeros 100 metros saliendo de una curva, parece que el tiempo se acelera. Su carrera ultracorta sacrifica los bajos de la 1198 para girar con más ganas a partir de 7.000 rpm. Desde aquí hasta poco más de 10.000 rpm tienes que agarrarte fuerte a sus semimanillares (más abiertos de lo normal, al estilo SBK) porque el empuje es bestial. Y ojo a la rueda delantera, porque por mucho que adelantes el cuerpo, seguirá levantándose medio palmo del suelo.
En términos de potencia bruta, la Panigale no es la más potente de su clase (la BMW HP4 o la Kawasaki ZX10R la superan en caballaje) pero seguramente sí es la que mejor sabe aprovechar toda esa potencia para sacar ventaja en los primeros metros de cada curva. Ahora me dirás que esto no es nuevo, y que es una seña de identidad de los motores bicilíndricos, pero en el caso de la Ducati es todavía más notable. En la larga recta de Almería, y aprovechando además el cambio semi-automático que trae la Panigale de serie, no hubo ninguna moto de 1000 que no pudiese adelantar con cierta solvencia.
Y hablando de la recta, llega el momento de mencionar otra de las grandes cualidades de la 1199: su increíble frenada. Las culpables tienen nombre y apellido: sendas pinzas radiales Brembo Monobloque M50 accionadas por una bomba radial del mismo fabricante. Con ellas, pasar de los 275 km/h a los que llegas a final de recta hasta los 80 km/h del primer giro es tremendamente fácil, e incluso adictivo. En las primeras frenadas, acostumbrado a las referencias de mi CBR 600RR, me sobraban un buen puñado de metros antes de tirar la moto a la curva. Con el paso de las vueltas me fui animando hasta frenar cada vez más y más tarde, en un sitio impensable para mi hasta ese momento.
A medida que iba más y más rápido con la Panigale, me di cuenta de que el tarado de la horquilla Marzocchi venía demasiado blando, así que paro en el box, y aprovecho el parón entre tandas para tocarla un poco y mejorar el tacto de la suspensión.
Vuelvo a salir a pista y en esta ocasión pongo el modo Race, para ver si de verdad la moto cambia tanto respecto al Sport. El acelerador se vuelve algo más brusco, no llega a adoptar el recorrido de un puño rápido tradicional, pero sí noto que la moto acelera más sin necesidad de tener que retorcerle tanto la oreja. Tras un par de vueltas para calentar, voy abriendo el gas con más ganas, y observo que el control de tracción ya no salta tanto, sobre todo con la moto levantada. La luz naranja ya sólo aparece con la Panigale inclinada, en los momentos más críticos.
También me sorprendió un problema que presentaba nuestra unidad de pruebas con el cambio: en plena aceleración, saltaba de marcha de 5ª a 4ª de forma inexplicable, con el consiguiente susto en el cuerpo y el subidón de RPM que te dejaba descolocado. Un fallo que, seguramente, se limitaba a nuestra unidad, una moto de pruebas sometida a un trato bastante intenso. Tampoco me gustó el cierre de la tapa del colín, ya que engaña bastante, y aunque parezca que está bien encajada, si no lo está, puede salir volando en marcha sin darte cuenta, así que ojo.
No quiero olvidarme de la pata de cabra, de dificil acceso con la punta de la bota por su diseño: al final lo más fácil es sacarla con el tacón. En cualquier caso, todos sabemos que no existe la moto perfecta, así que a la Panigale podemos perdornarle estas cosillas después del magnífico día que nos brindó en el Circuito de Almería.
El veredicto
Y ahora viene la pregunta que todo probador debería hacerse: ¿me compraría esta moto? Rotundamente sí, siempre y cuando su uso se limite a fines de semana, hacer tandas libres y alguna carrera en plan aficionado. Tal y como sale del concesionario sólo necesita un carenado de fibra para ser una auténtica bestia en circuito. Su parte ciclo y su motor hacen que parezcas un piloto rápido, y es tremendamente fácil romper tus mejores cronos por la confianza y las facilidades que te da.
Ya en un plano más subjetivo, creo que es la Superbike más bonita que hay, y lo quieras o no, cuando te gastas más de 21.000 euros en una moto, siempre gusta que destaque allá donde la lleves, ya sea en el box o en puerta de una cafetería.
Ya en un plano más subjetivo, creo que es la Superbike más bonita que hay, y lo quieras o no, cuando te gastas más de 21.000 euros en una moto, siempre gusta que destaque allá donde la lleves, ya sea en el box o en puerta de una cafetería.
Otra cosa sería plantearme la compra de una Panigale para competir en algo más serio, como puede ser un regional, el MotoDes o incluso el CEV. En las carreras cada euro cuenta, y el desembolso extra que exige una moto como la Panigale frente a la competencia te obliga a echar números: 4.500 € más que una Kawasaki ZX10R, 4.000 € más que una BMW S1000RR o 4.300 € más que una Aprilia RSV4R es mucha diferencia para apostar por un modelo que todavía está muy verde en competición, y que en 2013 tendrá su prueba de fuego en el Mundial de Superbikes.
Lo que es innegable es que la Ducati 1199 Panigale está siendo un éxito en el mercado: en 2012 se han vendido más de 7.500 unidades, una cifra que ha roto todos los objetivos que se habían marcado en la fábrica de Borgo Panigale a principios de año. Este éxito ha motivado que numerosas empresas del sector de accesorios, como Evotech o Rizoma, hayan sacado componentes específicos para la Panigale, sin olvidar el propio catálogo de personalización de Ducati Corse, que incluye sistemas de escapes completos Termignoni, numerosas protecciones de carbono y un sinfín de accesorios exclusivos que puedes consultar en estos enlaces:
