En los despachos de Dorna deben estar descorchando algo más que el Prosecco del podio. El campeonato ha cerrado un año que podemos calificar de salvaje, tanto en la pista con la coronación de Marc Márquez sobre la Ducati como fuera de ella. Los datos que acaban de hacerse públicos confirman lo que se sentía en el ambiente cada domingo: las gradas han estado más llenas que nunca. Estamos hablando del curso con mayor afluencia de toda la historia del mundial.
El calendario de 22 citas, el más largo que hemos conocido, ha servido para congregar a un total de 3,6 millones de espectadores. Es una barbaridad. Nunca antes se había movilizado a tanta gente en una sola temporada. El interés por las carreras ha pegado un estirón considerable y gran parte de culpa la tiene el espectáculo que hemos visto sobre el asfalto, con diez equipos pisando el cajón y un guion que ha enganchado a medio mundo.
Hay un rey indiscutible en esto de montar una fiesta motera: Francia. Lo de Le Mans juega en otra liga. El Gran Premio francés volvió a dejar imágenes para la posteridad con las pelouses a reventar y un ruido ensordecedor. Marcaron un récord absoluto de fin de semana con 311.797 asistentes en mayo. Esa cifra es ahora el techo histórico de MotoGP, el listón a batir por cualquier otro circuito que quiera presumir de afición.
Pero barriendo para casa, la salud de nuestros trazados es envidiable. Jerez se lleva la palma en cuanto a crecimiento puro. La Catedral del Sur ha recuperado su mejor versión y ha sido el evento que más ha crecido de un año para otro en todo el calendario. Con 43.131 aficionados más que en 2024, el circuito andaluz metió a 224.420 personas durante el fin de semana.
El resto de la península no se quedó atrás. Montmeló rozó los 190.000 asistentes y MotorLand Aragón también mejoró sus registros. Mención especial merece Cheste. Después del doloroso vacío de 2024 provocado por la DANA, la afición tenía ganas de motos y de normalidad. El Ricardo Tormo volvió a colgar el cartel de "no hay billetes" con 205.319 apasionados despidiendo el año. La respuesta del público valenciano y del resto de España ha sido ejemplar.
Claro que no todo son luces. En el norte de Europa la cosa se ha enfriado un poco. Silverstone sigue sufriendo para atraer al gran público y se dejó más de 18.000 espectadores respecto al año anterior. Más sorprendente es el bajón del Red Bull Ring en Austria, que perdió a más de 32.000 fans, una cifra que seguro hará reflexionar a los promotores locales sobre qué ha fallado en Spielberg.
Lo interesante viene cuando miramos quién está viendo las carreras. Se acabó el mito de que las motos son cosa de "vieja guardia". Los datos de consumo dicen que más de la mitad de la base de fans global tiene menos de 35 años. La renovación generacional es un hecho.
Esto se nota en el consumo digital: más de mil millones de minutos de vídeo consumidos en YouTube y una audiencia en las carreras al Sprint que ha subido un 26%. El formato corto, guste más o guste menos a los puristas, funciona en televisión.
Carmelo Ezpeleta, el jefe de todo esto, no ha ocultado su satisfacción al valorar los números. "2025 ha sido una temporada histórica para MotoGP, un claro reflejo del trabajo que hemos hecho para abrir nuestro deporte a nuevas audiencias y construir una afinidad más profunda con nuestros aficionados", comentaba el CEO de Dorna.
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Ezpeleta remataba su análisis destacando la vitalidad del campeonato actual: "Desde una asistencia récord hasta el compromiso digital y carreras increíbles en la pista, este año muestra la fuerza y la vitalidad de nuestro deporte hoy en día, demostrando el poder de MotoGP para cautivar a los aficionados y a nuestros socios en todo el mundo".
