Hay pilotos que cuelgan el mono y se dedican a jugar al golf, y luego está Troy Bayliss. La leyenda australiana, a sus 56 años, sigue demostrando que está hecho de una aleación diferente al resto de los mortales. Acaba de recibir en su casa un juguete muy serio, una máquina que cierra un círculo abierto hace dos décadas entre el piloto y la fábrica de Borgo Panigale.
Hablamos de la flamante Ducati Desmo450 MX, la bestia con la que la marca italiana ha decidido asaltar los circuitos de tierra. Para Bayliss, abrir la caja de esta moto no ha sido un simple trámite de patrocinio, sino la materialización de una vieja reivindicación personal que lanzó cuando aún ganaba mundiales en asfalto.
El propio Troy ha querido compartir el momento con su legión de seguidores, desvelando una anécdota impagable sobre el origen de este modelo. Según cuenta, la idea no es nueva: "Hace unos 20 años le dije al 'jefazo': 'estaría genial si hicierais una moto de MX'". Por aquel entonces, Ducati solo tenía ojos para las superbikes y la incipiente MotoGP, pero la semilla quedó plantada.
La espera ha sido larga, pero el tricampeón de SBK no ha perdido la fe en ver una roja de tacos. Con esa ironía tan suya, confesaba junto a la moto recién desembalada: "He estado esperando pacientemente". Ahora ya la tiene en su garaje, una montura cuyo chasis ha recibido elogios de pilotos de la talla de Dylan Ferrandis y que en el mercado español ronda los 12.990 euros.
Bayliss ha tenido un 2024 para olvidar en lo físico, acumulando más visitas a traumatología que días sobre la moto. El sentido común dictaría reposo absoluto, pero él ya ha avisado: "Pronto habrá acción".
Para ponernos en situación, hace apenas unos meses, en agosto, Troy sufrió un accidente gravísimo practicando off-road. El parte médico daba miedo solo de leerlo: siete costillas fracturadas, una clavícula rota y un pulmón perforado. Cualquiera estaría todavía recuperando el aliento, pero él ya está pensando en mancharse de barro.
Y no fue algo aislado. A principios de año ya se había roto el tobillo izquierdo. Parece que el australiano colecciona fracturas con la misma facilidad con la que coleccionaba victorias, manteniendo intacto ese espíritu de sacrificio que le hizo famoso en 2007, cuando pidió que le amputaran el dedo meñique tras una caída en Donington para poder correr la segunda manga.
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Nadie duda de que se ha ganado el derecho a ser el primero en disfrutar de esta Ducati. Su legado con la marca es sagrado: tres títulos mundiales de Superbikes (2001, 2006 y 2008) y aquella victoria imposible en Valencia 2006 en MotoGP, donde llegó como sustituto y acabó dando una lección magistral a toda la parrilla.
