Cuando pensamos en Jordi Cruz, lo visualizamos emplatando a velocidad de vértigo o lanzando miradas fulminantes en MasterChef. Pero fuera de los platós y lejos de los fogones, el chef catalán se enfrenta a una jungla distinta: el tráfico de Barcelona. Acostumbrado a la exigencia máxima, Cruz ha decidido cortar por lo sano con la combustión para sus desplazamientos diarios. ¿Su elección? Una Zero S.
La renovada Zero S es el ejemplo perfecto de lobo con piel de cordero. Sobre el papel, homologa 11 kW (15 cv) de potencia continua, lo que permite conducirla legalmente con el carnet A1 o el B de coche (si tienes más de tres años de experiencia en España). Sin embargo, la realidad al abrir el gas es muy distinta. Su motor Z-Force 75-7 esconde un pico de potencia real de 60 CV (45 kW) y, lo más bestia, un par motor de 132 Nm. Para que nos entendamos: tiene el empuje inmediato de una moto de gran cilindrada en un envase apto para convalidados, capaz de catapultarte hasta los 139 km/h de velocidad punta.
Toda esa fuerza bruta se gestiona con una parte ciclo que no tiene nada que envidiar a las motos deportivas tradicionales, justificando su etiqueta de producto premium (y su precio de partida desde 18.295 euros). La Zero S monta suspensiones Showa totalmente ajustables tanto en la horquilla como en el amortiguador trasero, y fue pionera en integrar el control de estabilidad (MSC) de Bosch. En cuanto a la 'pila', equipa una batería Z-Force de 15,6+ kWh libre de mantenimiento, la responsable de esos generosos 262 km de autonomía urbana que permiten al chef olvidarse del enchufe durante días.
Para alguien que vive con la agenda cronometrada al milímetro, moverse por la ciudad condal no es un paseo, es un caos organizado. Entre sus restaurantes repartidos por Barcelona y los viajes constantes a Madrid, la eficiencia no es un capricho, es una necesidad vital. "Para mí moverme es una de las partes difíciles de todo lo que hago", reconoce el cocinero, que admite que "antes perdía mucho tiempo moviéndome y me gusta hacerlo fácil, hacerlo ameno para que no me quite energía o me canse".
Cruz no es un recién llegado al mundo del motor, pero su transición a las dos ruedas eléctricas ha sido un cambio total. Ahora busca la efectividad, y a los mandos de la naked eléctrica californiana, ha descubierto que se puede tener carácter sin necesidad de decibelios. "Es una moto que te sientes que vas encima de una gran moto, pero que tiene otro tipo de agilidad", explica sobre la Zero S. Para él, las sensaciones han mutado: "No he echado en falta el ruido ni el olor a gasolina". Es más, ahora es el resto del tráfico el que le resulta molesto.
Aquí entramos en el eterno debate de los moteros: el sonido. Muchos puristas dirán que una moto sin ruido no tiene alma, pero Jordi tiene una referencia mucho más friki'y futurista para describir el silbido de su motor eléctrico. "Me recuerda las motos de las películas de ‘La Guerra de las Galaxias’, de Star Wars, que silbaban", comenta divertido.
Para él, ese zumbido eléctrico es "un sonido que me parece agradable, que me parece de potencia sin estridencias", alejándose del clásico 'brooom, brooom' que impera en los semáforos.
Esa búsqueda de la perfección sin alardes que aplica en sus cocinas se traslada directamente al puño del acelerador. Cruz es pragmático hasta la médula. "Cuesta lo mismo hacerlo bien que mal. Vamos a hacerlo bien", es su mantra con el equipo de cocina, y en la moto aplica lo mismo: "Me permite aparcar rápido, me permite ir seguro y me permite disfrutar".
Pero, ¿qué pasa con la ansiedad por la autonomía? Es la pregunta del millón cada vez que hablamos de eléctricas en este portal. El chef lo tiene superado. Al tener instaladas placas solares en su domicilio, ha cerrado el círculo de la autosuficiencia. "En mi caso me he instalado unas placas solares en casa y ya las estoy amortizando porque hace tres años que no piso una gasolinera", sentencia. Y sobre el miedo a quedarse tirado, es tajante: "Yo he tenido más miedo de quedarme sin gasolina que quedarme sin batería, francamente". Entre la carga en casa y los puntos rápidos en sus locales, el rango no es un problema para su uso urbano.
"Es un tema de conciencia social. Yo creo que todos sentimos que al planeta le está pasando algo", reflexiona Cruz, interpretando los cambios climáticos como un aviso de que "nos está diciendo ‘oye chicos, estoy cambiando, o hacéis algo o tenemos un problema’".
A los escépticos que se aferran al motor de explosión como si fuera la única verdad absoluta, Jordi les lanza un dardo de realidad tecnológica. Compara la resistencia al vehículo eléctrico con los que renegaban de los móviles en los 90. "Es como aquel que no quiso comprarse un teléfono móvil en su momento", dice, respetando lo "retro" pero advirtiendo que "inevitablemente tenemos que ir hacia el futuro". Su predicción es clara: "Dentro de cuatro días los coches ya no funcionarán con gasolina y las motos tampoco".
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Finalmente, hay un factor de "lujo silencioso" que encaja con su personalidad actual. Lejos quedan los caprichos de juventud -confiesa haber tenido un Aston Martin-, pero ahora le daría "vergüenza en un semáforo con un Ferrari". La Zero S le ofrece ese estatus de llevar una máquina premium, pero sin gritarlo a los cuatro vientos. "Mola porque no te sientes estridente y vas con la mejor moto eléctrica que hay en el mercado", concluye.
