
Pocas veces se cruza uno con una máquina de este calibre en los anuncios de compraventa. Una de las exclusivas Crighton CR700W acaba de salir al mercado buscando nuevo dueño, ofreciendo una segunda oportunidad para hacerse con esta bestia de motor rotativo a quien tenga el presupuesto necesario para llevarse a casa una ingeniería que se aleja por completo de lo convencional.
Estamos ante la unidad número 15 de una tirada limitadísima de solo 25 ejemplares fabricados. Esta máquina, además de ser rápida, es una rareza técnica vestida completamente de fibra de carbono que se resiste a abandonar una de las tecnologías más fascinantes de la historia del motor: la propulsión rotativa. Y ojo, porque apenas ha recorrido 200 kilómetros desde que salió del horno.
Las cifras de su ficha técnica parecen una errata, pero son muy reales y dan miedo. Esta bestia de circuito escupe 220 cv de potencia para mover un conjunto que declara un peso en seco ridículo de 129,5 kg. La relación peso-potencia resultante deja en pañales a prácticamente cualquier moto de producción actual. Es, sin lugar a dudas, un arma de precisión diseñada con un solo propósito: destrozar cronómetros.
Todo este despliegue tiene un padre ilustre. La moto ha sido diseñada por Brian Crighton, el ingeniero visionario responsable de la mítica Norton RCW588. Aquella moto de motor rotativo se convirtió en leyenda por su sonido y velocidad en el TT de la Isla de Man, y esta CR700W se erige como su sucesora espiritual, aplicando décadas de evolución tecnológica a ese concepto.
Bajo el carenado late un motor de 690 cc que es una obra de orfebrería mecánica. Entrega toda su furia a 10.500 rpm, con un par motor de 142 Nm a 9.500 vueltas. Según los datos de Crighton, esto supone una eficiencia de 319 CV por litro, un rendimiento específico que supera al de muchas MotoGP de la historia e incluso a muchos monoplazas de Fórmula 1.


La unidad concreta que ha puesto a la venta MSG Racing Suzuki tiene un historial inmaculado. Un único dueño y solo tres horas de uso total, que incluyen un par de tandas en el circuito de Donington Park. Tras esa breve vida en pista, la moto regresó a las instalaciones de Crighton para una revisión completa, garantizando que está mecánicamente perfecta.
Lo mejor de esta venta es que la moto viene armada hasta los dientes con material pata negra que ni siquiera se ha estrenado. Tras su paso por el taller de MSG Racing, se le instaló una horquilla delantera de competición Ohlins FGR 300 —lo que obligó a diseñar una tija superior nueva— y pinzas Brembo GP4-MS de 108 mm.


Todo ese material es virgen, al igual que los slicks Bridgestone montados. Por si fuera poco, el pack incluye un segundo juego de llantas de carbono BST aún en su caja precintada y un maletín de herramientas exclusivo.
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Claro que tener en el garaje una pieza de colección con prestaciones de prototipo tiene un coste acorde. El precio de venta se ha fijado en 175.000 euros, y la moto está ubicada en Reino Unido, en el concesionario MSG Racing Suzuki. Es una cantidad mareante, sí, pero estamos hablando de acceder a un club selecto de propietarios de una de las motos más salvajes y exclusivas jamás construidas.

