Si alguien nos hubiera dicho hace un par de años que veríamos a Maverick Viñales bajo la tutela total de la familia Lorenzo, probablemente hubiéramos pensado que era una inocentada fuera de fecha. Pero la realidad de MotoGP siempre supera la ficción. La alianza entre el de Roses y Jorge Lorenzo no solo va en serio, sino que acaba de desbloquear un nuevo nivel: la entrada en escena de Chicho Lorenzo.
La pretemporada de MotoGP 2026 se está cocinando a fuego lento y Maverick no quiere dejar nada al azar. Después de un 2025 donde, seamos sinceros, fue el piloto más explosivo de KTM hasta que esa maldita lesión en Sachsenring le cortó las alas, Top Gun ha decidido volver a los orígenes, y para ello ha recurrido al método Lorenzo.
El escenario elegido para pulir su técnica ha sido el circuito de Albaida, cerca de Valencia. Viñales se ha subido a una Suzuki GSX-R para trabajar en lo que Chicho denomina el 8 Mágico Es un ejercicio de vieja escuela: dos conos, un carril estrecho y a dar vueltas haciendo ochos hasta que la muñeca y el cerebro se fundan en uno solo.
La presencia de Chicho en el box improvisado confirma que las aguas han vuelto a su cauce en la familia mallorquina. Las tensiones del pasado entre padre e hijo, fruto de ese carácter ganador que ambos gastan, parecen historia antigua. Es un poco lo que pasó entre Jorge y Valentino Rossi: de tirarse los trastos a la cabeza en Misano 2016 a respetarse mutuamente. Ahora, esa energía se canaliza en un único objetivo: hacer de Maverick un campeón.
Y ojo, que la cosa no va solo de dar gas en un karting. Antes de mancharse las manos de grasa en Valencia, la dupla Viñales-Lorenzo se plantó en Munderfing. Visita de rigor a la casa madre de KTM para poner las cartas sobre la mesa con los ingenieros. El objetivo de la reunión con la gente del Tech3 era claro: destripar los datos de 2025 y asegurar que la moto de 2026 esté a la altura.
Jorge Lorenzo, que ahora ejerce de Performance Coach (y de sombra inseparable de Mack), salió de la fábrica austriaca bastante impresionado. Tanto es así que el pentacampeón describió lo que se cuece en Mattighofen como "La Naranja Mecánica".
El balear no se cortó un pelo en sus redes sociales tras la visita y el tour con los jefazos, incluido Pit Beirer: “He encontrado un equipo muy organizado, unido y con mentalidad ganadora”. Parece que la maquinaria naranja ha convencido al exigente ex-piloto de Yamaha y Ducati, que ya se ve peleando por todo desde el muro.
Pero volviendo al asfalto, la sintonía del grupo asusta. Jorge subió una foto del entrenamiento en la que se le veía junto a su padre y a Maverick, soltando una de esas frases suyas que mezclan orgullo y vacile: "¡Menudo trío! ¡Que tiemble la MSN y la BBC! ". Queda claro que, al menos en moral, van sobrados.
Para rematar la filosofía de trabajo que quieren implantar en el box del Tech3, Lorenzo rescató una cita de Michael Schumacher que le viene al pelo al método repetitivo y machacón de su padre: “La velocidad no es un talento, es una habilidad que se puede aprender y perfeccionar". Vamos, que la velocidad se entrena, y en eso están.
Leer también: De McLaren a KTM: la oferta bomba para ver a Lando Norris sobre una MotoGP
Si el método Chicho y la disciplina de Jorge logran domar el talento natural de Viñales, cuidado con la temporada 2026, porque puede ser muy divertida.
