Ural, la marca que ha mantenido viva la llama de los sidecares clásicos durante décadas, tiene un plan para 2026 que rompe con todos sus esquemas. Se llama Ural Neo 500 y su principal carta de presentación ya no es rememorar los éxitos de sus antecesores, sino apostar por una etiqueta de precio agresiva que se espera situar por debajo de la barrera psicológica de los 13.000 euros. Para lograrlo, han tenido que tomar una decisión drástica: cambiar su origen.
La nueva estrategia pasa por una alianza estratégica con el gigante chino Yingang. Lejos de esconder este movimiento, Ural ha optado por la transparencia, utilizando la plataforma del Yingang SUV500 II como base para su nueva sub-marca, Ural Neo. La idea es sencilla: atraer a una nueva generación de motoristas que quizá nunca se plantearon un sidecar por el precio o la mecánica antigua de los modelos tradicionales.
Bajo el carenado de esta nueva máquina no encontraréis el icónico motor bóxer de Ural. La Neo 500 apuesta por un propulsor bicilíndrico en paralelo de 452 cc, refrigerado por líquido. Es una mecánica moderna, con una relación de compresión de 11,2:1, que arroja unos 45,6 c de potencia.
Aunque los puristas puedan echar de menos el carácter del motor opuesto, este bloque cumple con las normativas de emisiones actuales y ofrece un par motor de 41 Nm, gestionado por una caja de cinco marchas que, por supuesto, incluye marcha atrás.
Pero, ¿por qué este cambio tan radical ahora? La respuesta está en la supervivencia financiera. Ilya Khait, CEO de la marca, ha explicado la situación sin paños calientes. La empresa intentó mantener su línea clásica trasladando el ensamblaje a Petropavlovsk, Kazajistán, en 2022, con motivo de la guerra de Ucrania. Sin embargo, los números no cuadraban. Según Khait, para finales de 2024 estaba claro que esa solución no funcionaba y que la compañía perdía dinero con cada unidad vendida.
A este problema interno se sumó un muro externo: los aranceles. En 2025, las tasas para importar a Estados Unidos (el mercado principal de Ural) las motos fabricadas en Kazajistán subieron, haciendo inviable el negocio tal y como estaba planteado. Se estudió la opción de fabricar en suelo estadounidense, pero los costes habrían disparado el precio final, alejando el producto de los compradores. China se presentó entonces como la única vía lógica y rentable.
Visualmente, la Neo 500 quiere marcar su propio territorio. Se aleja de la estética de la Segunda Guerra Mundial para abrazar el segmento Adventure. Viene equipada con un carenado frontal envolvente, parabrisas y un nivel de tecnología inédito en la firma: panel de instrumentos TFT a color de 7 pulgadas en formato vertical y una dashcam integrada en el frontal.
En cuanto a la parte ciclo, hay una de cal y otra de arena. Se conserva la suspensión delantera de enlace principal (leading link), fundamental para la estabilidad de un sidecar, y el peso se mantiene en unos 334 kilos, muy similar a la Ural Gear Up. Sin embargo, los usuarios más off-road deben saber que este modelo prescinde de la tracción a dos ruedas, una de las señas de identidad de las Ural clásicas.
Esta maniobra deja en el aire el destino de los modelos bóxer tradicionales. Actualmente, la fábrica de Irbit sigue operando, pero a un ritmo reducido y enfocada únicamente al mercado ruso. La exportación de las Ural de siempre está detenida y su regreso dependerá de factores geopolíticos como las sanciones y los aranceles. La marca ha trazado una línea clara llamando a la nueva gama Neo para diferenciarla del producto clásico.
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Desde Ural aseguran que el éxito comercial de la Neo 500 es vital para estabilizar las cuentas de la empresa. De hecho, la disponibilidad de recambios y soporte para las Ural antiguas dependerá en gran medida de que esta nueva aventura china funcione en el mercado. Un prototipo ya ha estado rodando por carreteras americanas para ultimar detalles, con la vista puesta en un lanzamiento definitivo para mayo de 2026.
