
A menudo, desde el sofá de casa, el motociclismo se ve como una burbuja de éxito, glamour y bolsillos llenos. Sin embargo, cuando se apagan las cámaras y se baja la visera, la realidad financiera de muchos pilotos, incluso de los que pelean en la zona noble de la tabla, es demoledora. Xavi Forés, un piloto que se ha buscado la vida como pocos durante su dilatada trayectoria en activo, ha decidido hablar claro y poner cifras a la precariedad que se esconde tras el decorado del Mundial de Superbikes.
El piloto valenciano no es un cualquiera en el paddock. Hablamos de un campeón de Europa, del IDM alemán y, sobre todo, de quien fuera el mejor piloto independiente del WorldSBK en 2018. Pero los trofeos no pagan las facturas. En su paso por el podcast Fast and Curious, Forés ha dado números y cifras que deberían hacer reflexionar a aquellos que están al frente del WorldSBK y MotoGP, demostrando que ganar en la pista no siempre significa ganarse el sustento.
El momento más surrealista de su carrera llegó, paradójicamente, cuando mejor estaba rindiendo. Entre las temporadas 2018 y 2019, mientras se batía el cobre con las Kawasaki y Ducati oficiales a lomos de su Panigale privada, recibió propuestas que rozaban el insulto para un atleta profesional de su calibre.
"Fue en el año 2018/2019. Me llegaron un par de ofertas para correr en Superbikes, y con todo el respeto del mundo a la gente que trabaja en el McDonald's o en un supermercado, pero me daban, y voy a decir la cifra, 12.000 euros al año", revela el de Llombay.
La brecha entre los pilotos de fábrica y los que corren en estructuras satélite o privadas es abismal, y no solo en términos de material técnico. El sistema de bonificaciones, ese extra con el que cuentan los pilotos para rentabilizar la temporada, es otro mundo dependiendo del color de tu box. Forés lo ilustra con una claridad meridiana, exponiendo la frustración de ver cómo el mismo resultado se paga a precio de saldo si no llevas una moto pata negra.
"Venía de hacer podios en el mundial. Yo por cada podio que hacía en el mundial, a mí me daban 1.000 euros. En un equipo oficial, por cada podio que hacen se llevan 30.000, 20.000 y 15.0000 euros", explica Forés. La diferencia es de 30 a 1. Una desproporción que terminó minando su moral al ver que, por mucho gas que diera, el reconocimiento no llegaba. "Yo no entendía nada. Pensaba que me iba a salir una oportunidad en un equipo oficial, y venga, venga... en las últimas carreras estaba en el podio, y dices 'hostia, no me llega'. Eso me desilusionó un montón. Fue un jarro de agua fría".

Ese choque contra el muro de la realidad le llevó a una conclusión amarga sobre el entorno en el que había crecido. "Ahí dije 'el motociclismo no es lo que esperaba', es más cruel de lo que esperaba", sentencia.
Aquí es donde Forés se pone serio para desmontar el mito de que los pilotos solo se quejan por vicio. Mantener el nivel físico y técnico necesario para no descolgarse en un mundial exige una infraestructura privada brutal. "La gente dice 'es que sois muy pesados con el tema del dinero'. No, es que es un trabajo en el que tienes que invertir antes para llegar a ser un piloto profesional y conseguir un performance acorde a lo que se necesita hoy", argumenta.
Para que entendamos la magnitud del gasto, Xavi detalla la flota y el personal que necesita un piloto moderno para entrenar de lunes a viernes. "Un piloto profesional no va el fin de semana, hace la carrera y vuelve a casa. No, tiene que tener una bicicleta para entrenar, una moto de motocross, te hablo del programa que cualquier piloto profesional tiene estructurado, tiene una moto de flat-track, otra de supermotard, moto de circuito grande, un mecánico que te hace el mantenimiento de todas las motos a diario, tu preparador físico, nutricionista, un asistente que te lleva a las carreras". Su conclusión es tajante: "Todo eso vale un dinero inimaginable".

El talento natural ya no basta si no hay un soporte económico detrás que permita pulirlo a diario. Forés pone el foco en las nuevas generaciones, citando ejemplos de éxito reciente en el Mundial de Moto2. "¿Crees que Moreira ha sido Campeón del Mundo de Moto2 desde el sofá de casa? Moreira es un tío que entrena con todo, y lo tiene todo, pero para eso tienes que tener a alguien que lo haga, y pagarle". Esto divide el paddock en dos clases sociales muy marcadas: "Están los que generan mucho dinero y pueden permitirse todo eso, y los que realmente van con lo justos y a ver si llegan".
Ahora, la vida se ve desde otra barrera. Xavi Forés ha colgado el mono de la competición a tiempo completo para centrarse en roles de gestión y desarrollo: es el actual probador del proyecto de Bimota en WorldSBK, ejerce de Jefe de Equipo para Yamaha en MotoAmerica Supersport y gestiona la carrera de jóvenes talentos. Y, sorprendentemente, no echa de menos la presión.
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Su reflexión final suena a liberación, a quien se ha quitado una mochila muy pesada de encima tras años de lucha contra los elementos. "¿Merece la pena llegar a tanto? Desde que me he retirado, estoy mucho mejor, más tranquilo, experimentando el otro lado del motociclismo desde otro punto de vista, si lo llego a saber, me retiro antes, te lo juro".

