
Saltar a una MotoGP nunca es tarea fácil, pero hacerlo para sustituir al vigente campeón del mundo y en mitad de la temporada es un reto que puede marear a cualquiera. Eso es exactamente lo que le pasó por la cabeza a Nicolò Bulega el pasado octubre. El piloto de Superbikes se vio ante la encrucijada de domar la Ducati Desmosedici GP25 para las rondas finales del año, y la presión fue tal que tuvo que pedir consejo al "capo" de Tavullia.
Marc Márquez, que ya tenía el título de 2025 en el bolsillo tras una campaña brutal, sufrió una fea lesión en el hombro durante el Gran Premio de Indonesia. Ese percance dejó al de Cervera en el dique seco para las últimas cuatro citas del calendario, obligando a los de Borgo Panigale a mover ficha. La elección lógica para las rondas de Portugal y Valencia fue Bulega, pero el italiano no lo vio tan claro al principio.
Bulega ha confesado a los compañeros de GPOne que no estaba seguro de aceptar ese "regalo" envenenado que suponía subirse a la moto más rápida del planeta sin apenas preparación. Fue entonces cuando tiró de agenda y llamó a su antiguo mentor, Valentino Rossi. La respuesta del #46 fue directa y sin rodeos, empujándole a la pista.
"En ese momento, no niego que tenía algunas dudas, pero él me dijo que me importara un bledo y simplemente corriera", relata Bulega sobre esa conversación. Ese empujón anímico fue suficiente. Nicolò aceptó el desafío, se enfundó el mono oficial de Ducati y, contra todo pronóstico, no solo cumplió, sino que brilló: logró puntuar en ambos Grandes Premios, demostrando que hay mucho talento en sus manos.
La relación entre ambos sigue siendo muy estrecha. Aunque Bulega ya vuela solo fuera de la VR46 Academy, la conexión con Rossi no se ha perdido. De hecho, el pasado fin de semana se le pudo ver derrapando en el Rancho durante los famosos 100 Km dei Campioni. Para Nicolò, Valentino sigue siendo una red de seguridad vital: "En mi corazón sé que, si lo necesito, él está ahí".

Lo curioso es que el interés es mutuo. Rossi, enfermo de las carreras como pocos, aprovechó la experiencia de Bulega para interrogarle sobre el funcionamiento de la actual reina de MotoGP. "Vale me hizo muchas preguntas, porque es curioso. De hecho, siempre me pregunta muchas cosas", explicaba el piloto del WorldSBK.
Pero en el garaje rojo hubo otro protagonista de lujo ayudando a la adaptación de Bulega: el propio Marc Márquez. A pesar de estar lesionado y vestido de calle, el campeón no se despegó del equipo en Valencia y ejerció de coach improvisado, algo que Nicolò valoró enormemente. "Él estaba presente en Valencia, hablamos, nos confrontamos y al final de las reuniones escuchaba sus palabras Tener a Marc ofreciendo su punto de vista te quita cualquier duda".
La admiración de Bulega por lo que ha hecho Márquez en este 2025 es total. Al ser preguntado por el dominio del español, que ganó el título en su primer año con la GP25 oficial, Nicolò fue tajante sobre el factor humano por encima de la máquina. "¡Es fuerte con todo! Estamos hablando de alguien que ganó MotoGP en su primer año y no es un piloto cualquiera. Soy de la idea de que si la Honda hubiera estado arriba este año, habría ganado también con ella".
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Ahora, el futuro de Bulega pinta más rojo que nunca. Ducati le ha encomendado una misión crítica: desarrollar la futura moto de 850 cc de cara al cambio de reglamento de 2027, con un primer test programado para el próximo verano. Es el paso previo lógico para acabar con un asiento titular en la parrilla de MotoGP.

