Parece que en Mattighofen se han tomado al pie de la letra su eslogan de Ready to Race, incluso cuando la carrera es contra el tiempo y hacia un futuro que todavía parece lejano. Mientras el resto de fábricas mantiene un perfil bajo respecto al cambio de reglamento que revolucionará el campeonato en 2027, la firma austriaca ha decidido saltarse la fase de secretismo y ha puesto en pista su primer prototipo real. Y no ha sido un simple encendido de motor: el prototipo ya es plenamente operativo.
El escenario elegido para este estreno mundial ha sido el Circuito de Jerez-Ángel Nieto. Apenas dos semanas después de que los motores se apagaran en el test de Valencia, la maquinaria naranja volvió a rugir en Andalucía. Durante tres jornadas intensas, KTM desplegó toda su artillería logística para trabajar a dos bandas: pulir el presente y, sobre todo, empezar a domar el futuro.
Para una misión tan delicada, KTM tiró de galones con su dupla de probadores de lujo. Pol Espargaró y Dani Pedrosa fueron los encargados de subirse a las motos, dividiéndose el trabajo de una forma muy estructurada. Mientras Pedrosa dedicaba los primeros compases a afinar la RC16 con especificaciones de 2026, el menor de los Espargaró tenía el privilegio de desvirgar el prototipo completamente nuevo, equipado ya con el motor de cuatro cilindros y 850 cc que dictará la norma dentro de dos temporadas.
Lo interesante vino el último día, cuando los austriacos decidieron intercambiar los papeles. Fue entonces cuando ambos pilotos pudieron contrastar sensaciones sobre la nueva bestia, una máquina que nace bajo la premisa de eliminar los dispositivos de altura y reducir la potencia bruta. La gran duda era si este paso atrás tecnológico haría las motos mucho más lentas o aburridas, pero las primeras impresiones han sido sorprendentemente positivas.
Pit Beirer, el jefe de la división de competición de KTM, no cabía en sí de gozo tras ver los resultados. En declaraciones recogidas por Speedweek, el alemán destacaba algo vital para los pilotos: "Un punto muy importante para mí: ambos pilotos se divirtieron enormemente con la 850. Todo indica que el nuevo concepto ideado por todos los implicados puede funcionar también en la pista".
Beirer también quiso calmar a los escépticos sobre el rendimiento sin los gadgets aerodinámicos y mecánicos actuales. Según el directivo, la adaptación fue instantánea: "Pilotar sin el ride-height device funcionó a la perfección y todos se sorprendieron de lo rápido que los chicos llegaron a tiempos de vuelta muy respetables con la 850".
La jugada maestra de KTM ha sido saber gestionar los recursos para no descuidar ninguna temporada. Han logrado solapar el desarrollo de la moto actual con el nacimiento de la nueva era sin que un proyecto canibalice al otro. "Para nosotros el test fue excelente, ya que nos beneficiamos plenamente de poder optimizar la versión 2026 por un lado y trabajar en paralelo en el proyecto 850 con una unidad completamente independiente", explicaba Beirer, sacando pecho sobre su alineación: "Fue la confirmación de nuestro gran esfuerzo, y podemos estar felices de tener esta configuración y a dos pilotos de pruebas como Pol y Dani".
Desde fuera puede parecer que queda una eternidad para el cambio de reglamento, pero los plazos en MotoGP son implacables. En KTM son muy conscientes de que fabricar una flota completa de prototipos lleva su tiempo, y no quieren sorpresas de última hora. "No debemos olvidar que ya estamos por debajo de la línea de los 12 meses. En noviembre de 2026 tenemos que sacar ocho motos 850 completamente terminadas del box", advertía Beirer con la calculadora en la mano.
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El aviso a navegantes de Beirer fue claro al recordar que los test de pretemporada son, en realidad, un trámite final, no el momento de inventar: "Lo que a menudo se olvida: después solo queda tiempo hasta el test de Sepang para construir el material definitivo. Lo que va a Malasia en enero es básicamente el material con el que disputaremos la temporada".
