
Han tenido que pasar más de un lustro y muchas promesas para que el Circuito de Velocidad vuelva a oler a gasolina. Este pasado sábado 29 de noviembre marcó el regreso definitivo a la actividad en el trazado manchego, una fecha que muchos aficionados tenían marcada en rojo en el calendario.
El complejo deportivo ha dejado atrás su etapa más oscura para abrir sus puertas de par en par, y lo ha hecho a lo grande: con el pitlane lleno de vida y más de 220 pilotos ansiosos por probar el nuevo grip en esta primera jornada de tandas.
Aunque el viernes se escenificó el acto protocolario con el encendido del semáforo por parte de las autoridades, la verdadera prueba de fuego llegó el sábado. El alcalde de la ciudad, Manuel Serrano, y el concejal Francisco Navarro, estuvieron presentes en este día tan especial para la provincia de Albacete.
Tras años de cerrojazo por problemas de seguridad que parecían no tener fin, ver las motos rodando de nuevo es la mejor noticia posible. El propio Manuel Serrano, viendo el trasiego de máquinas y pilotos, resumía el sentir general con una frase que muchos suscribirían: “los amantes del motor y toda la ciudad estamos de enhorabuena, porque gracias a una importante inversión y mejoras en seguridad, las pistas del Circuito vuelven a llenarse de emoción”.
El circuito no es exactamente el mismo que recordábamos. Las intervenciones han sido quirúrgicas, pero vitales, para adaptar la pista a los estándares actuales. El cambio más drástico se lo ha llevado la mítica curva 6, la del ‘Valentín Requena’. Aquí ya no vale trazar de memoria: se han nivelado los perfiles, pero sobre todo se ha ganado en seguridad ampliando considerablemente los pianos y las escapatorias, algo que se pedía a gritos.


La renovación de la seguridad pasiva se extiende a otros puntos críticos donde antes daba respeto caerse. Las curvas 2, 11, 13 y 14 han recibido mejoras sustanciales, al igual que los caminos de servicio interiores. Ojo al dato en la curva de acceso a meta: la escapatoria ha crecido de forma brutal, llegando a ser casi el doble de amplia en algunos tramos respecto a la configuración antigua, lo que permite apurar frenada con un margen de error mucho más razonable.
Otro de los grandes lastres de la instalación, las barreras de protección, ha sido subsanado por completo. Se ha realizado un trabajo titánico en dos fases para retirar primero las montañas de neumáticos viejos (gestionados por una empresa especializada) y colocar después las nuevas defensas.
A esto se suma una actualización tecnológica de primer nivel: fibra óptica nueva y más de 20 cámaras conectadas a una renovada sala de control en la segunda planta de la torre, para no perder detalle de lo que ocurre en cada metro de asfalto.

Todo este despliegue ha costado sangre, sudor y unos dos millones de euros, financiados al 50% entre Ayuntamiento y Diputación. Detrás de las obras hay una burocracia que asusta, con 56 contratos tramitados en el último año por el Consorcio y un esfuerzo notable del personal de Urvial para llegar a tiempo. El alcalde se ha dirigido directamente al colectivo motero con un mensaje claro: “Contaremos con vuestra experiencia y empuje para hacer del Circuito una instalación útil y al servicio de todos”.
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Durante el próximo puente de la Inmaculada, el trazado mantendrá su política de puertas abiertas y tandas gratuitas para recuperar el tacto con la pista. Y para los nostálgicos, apuntad el día 7 de diciembre, porque los Fórmula Vintage tomarán el relevo. Como bien ha sentenciado Serrano, el objetivo es que esto no pare aquí, ya que “el Circuito debe contribuir a proyectar la imagen de nuestra ciudad y provincia, y será un potente foco de atracción turística, impulsando así nuestro desarrollo económico y social”.

