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Cervera estalla con los Márquez: fiesta histórica para el campeón y el subcampeón de MotoGP

Publicado el 23/11/2025 en Mundial de Motociclismo

Marc y Álex Márquez volvían a jugar en casa. Y Cervera, como en sus mejores días, respondió. Lo que empezó como una celebración más del título y el subcampeonato de 2025 terminó convertido en un fiestón monumental, un baño de masas con sabor a redención, a regreso y a orgullo compartido. Después de cinco años sin títulos y con un Marc atravesado por lesiones, dudas y operaciones, la ciudad volvió a ver a sus dos hijos en lo más alto. Y esta vez, juntos.

El lema era claro: “Back2Back”. Campeón y subcampeón. Dos hermanos. Un mismo pueblo. Un capítulo que parecía reservado para los libros. Desde primera hora, Cervera hervía. Frío intenso, bufandas, pancartas, niños sobre los hombros de sus padres. Ni siquiera eso frenó a miles de aficionados que sabían que lo del sábado no era un homenaje cualquiera. Era el regreso de una historia que muchos temieron que no volvería a escribirse.

La primera parada fue el balcón del ayuntamiento, esa Paería que tantas veces ha visto celebraciones, pero nunca una tan cargada de significado. Ahí estaban el alcalde Jan Pomés, amigos de la infancia, representantes institucionales y hasta Pilar Alegría, ministra de Deportes. En ese punto empezaron las primeras perlas.

Es un sueño”, soltó Álex. “Después de cuatro años de oscuridad, podemos celebrarlo”, lanzó Marc, directo, con esa mezcla entre orgullo y alivio que solo él sabe manejar. Luego, los dos firmaron en el libro de honor. Álex escribió “Qué orgullo ser de Cervera”. Marc añadió: “Algo que parecía imposible, campeón y subcampeón”. Era la escena que llevaban meses deseando.

 

Más tarde llegó una de las imágenes del día: Marc, aún sin el alta médica para montar, subido de paquete con Álex en una Panigale roja brillante. No participó en la exhibición, pero tampoco se quedó quieto: se puso de pie en el estribo, grabó con la GoPro, agitó brazos. Si no podía pilotar, al menos podía contagiar adrenalina. Y claro, mientras los dos hacían filigranas entre la gente, la caravana de motos se revolucionó detrás.

En la rueda de prensa, más confesiones. Álex, sincero: “Más que del segundo, me quedo con el aprendizaje de Marc. Decía: ‘¿Cómo hace esto?’”. Marc, igual de claro: “Esta rivalidad nos ha unido más. Nunca nos ha separado”. Ahí estaba el mensaje de la temporada, repetido una y otra vez: competir a muerte en pista, cuidarse fuera de ella.

La fiesta se trasladó al escenario montado junto a su antiguo colegio. Allí llegaron los bailes, los cánticos, las bromas… Y todo Ducati Corse sobre el escenario: Gigi Dall’Igna, Tardozzi, Barana, Savin, Grassilli. También todo el equipo Gresini, con Nadia Padovani al frente, e incluso la famosa “Alexneta”, la furgoneta celeste que sus fans habían decorado para él. Marc, entre risas, remató: “Ya no podía ganar el coche…”.

Hubo un pico emocional que paralizó el ambiente: el recuerdo al abuelo Ramón. La voz de Marc se quebró: “Le prometí que la cuarta era la última operación y cumplimos”. Álex añadió: “Era nuestro fan número uno”. Después vinieron los padres, Juliá y Roser. Ella, sin filtro: “Marc es muy pesado. Le decía: ‘Déjale ganar un reloj de la pole’”. Risotadas generales. Subieron Moreira y Quiles, los hermanos pequeños deportivos. También los mánagers, los técnicos, las parejas. Todos.

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El cierre fue marca de la casa: todos saltando, gritando, en un escenario que parecía a punto de caerse. Marc lo dejó claro: “No os puedo prometer que en 2026 estaremos aquí, pero lo vamos a intentar”.

Tags: Marc Márquez, Álex Márquez, MotoGP, Cervera.


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