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Menos carreras y ninguna Sprint: la idea de Verstappen que resuena también en MotoGP

Publicado el 22/11/2025 en Mundial de Motociclismo

Max Verstappen lanzó un mensaje que no ha tardado en viajar de un paddock a otro. El campeón de Fórmula 1 cree que el calendario actual se ha ido de las manos y que el modelo de hiperactividad constante está llegando al límite. En MotoGP, después de un 2025 interminable con 22 Grandes Premios y 44 carreras por culpa de las Sprints, el comentario cayó como una verdad que muchos ya estaban mascando.

La categoría reina de las motos acaba de cerrar su temporada más larga. Pilotos y equipos han vivido un año que no estaba pensado para un campeonato que, hasta hace poco, tenía la mitad de actividad. El resultado se ha visto en las ausencias por lesión: en Portimão faltaron Marc Márquez, Jorge Martín, Maverick Viñales y Raúl Fernández. No fue casualidad. Más carreras equivalen a más riesgos, y el margen para recuperarse prácticamente ha desaparecido.

Los equipos tampoco están dimensionados para este ritmo. El personal de hospitality, mecánicos, cocineros y pilotos pasan el año entero saltando de continente en continente con vuelos que, más que facilitar la logística, a veces parecen diseñados para complicarla.

Verstappen, en una entrevista con Autosport, lo resumió sin rodeos: "Menos carreras. No tantos circuitos urbanos. Un calendario lineal. Fines de semana de dos días. Sin Sprints. Una sesión de entrenamientos libres, una clasificación y la carrera". Una especie de programa electoral que, en MotoGP, recibiría bastantes apoyos.

Reducir el número de Grandes Premios sería una solución lógica. Precisamente MotoGP ha añadido eventos prescindibles solo para engordar el calendario. Los cuatro GP en España se han debatido mil veces, pero nunca se han tocado. Y también se han incorporado circuitos que no están al nivel del campeonato. Balaton Park fue el ejemplo más evidente: aspecto de pista sobredimensionada, gradas vacías y cero impacto. Goiânia, que entra en 2026 si acaban las obras, apunta a desencadenar un déjà vu.

El problema es que eliminar las Sprints parece imposible. Dorna las ha blindado. Funcionan en números: el sábado hay más público. Pero no han aportado demasiado al espectáculo deportivo. Los pilotos las han entendido rápido: es la carrera en la que menos conviene arriesgar, reparte la mitad de puntos y suele quitarle sorpresa a la del domingo. Rara vez cambian las cosas entre un día y otro.

Lo del fin de semana corto también tiene matices. En F1 se pueden permitir dos días porque el trabajo de simuladores es enorme. En MotoGP, donde las motos necesitan rodar, una sola sesión sería ridícula. Si hay que recortar algo, casi todos señalan el jueves, convertido ya en un día de compromisos, entrevistas y actos que se podrían reducir o reordenar.

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Verstappen ha abierto el melón. Otra cosa es que alguien quiera comérselo. Cuando un campeonato adopta un camino basado en crecer, crecer y crecer, dar marcha atrás nunca es fácil. Pero en los paddocks ya se respira lo mismo: el límite, si no se ha alcanzado, está muy cerca.



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