Maverick Viñales atraviesa uno de los momentos más delicados de su carrera deportiva. A sus 30 años, y después de haber firmado su peor temporada en MotoGP, el catalán ha decidido cambiar por completo su preparación para 2026 y ha fichado a toda una leyenda del campeonato como es Jorge Lorenzo. El balear es, desde ya, el nuevo coach de Viñales, una dupla que buscará recuperar la mejor versión del catalán, la misma que le llevó a luchar por el título de MotoGP con Yamaha.
Esta inesperada alianza responde a una necesidad urgente de cambio. Tras un primer año con el Red Bull KTM Tech3 que ha estado muy lejos de las expectativas, Viñales busca un revulsivo. La química entre ambos talentos pretende ser el catalizador que devuelva al dorsal #12 a la lucha por el título. No se trata de una simple asesoría; Lorenzo aterriza con un plan de trabajo integral bajo el brazo para pulir y corregir vicios.
El rol del mallorquín será omnipresente y se cimentará en tres pilares fundamentales. En primer lugar, la preparación física, donde Lorenzo supervisará rutinas específicas enfocadas en la recuperación y la exigencia de las actuales bestias de MotoGP. Pero donde se espera que la mano del pentacampeón se note de verdad es en el apartado mental y estratégico.
Jorge trabajará codo con codo con Maverick en la gestión de la presión, la consistencia en carrera y la toma de decisiones en esos milisegundos que separan la gloria de la grava.
Maverick, consciente de que está ante una oportunidad de oro para relanzar su trayectoria, no ha ocultado su entusiasmo tras sellar el acuerdo. “Incorporar a Jorge en este viaje es una gran oportunidad para aprender y mejorar en todos los aspectos”, reconoce el piloto catalán en un comunicado de prensa remitido hoy a los medios. “Su experiencia y perspectiva exterior nos ayudarán a dar pasos firmes hacia adelante. Empiezo esta nueva etapa con gran motivación e ilusión”.
Por su parte, Lorenzo asume el reto convencido del potencial que aún guarda su nuevo pupilo. “Maverick siempre ha tenido un talento natural y una gran velocidad”, sentencia el balear. Su misión, asegura, es sacar todo eso a la luz: “Mi papel es acompañarlo, compartir mi experiencia y conocimientos, y ayudarle a alcanzar su mejor versión. Creo firmemente que si mejoramos en cada una de las áreas clave, el éxito será inevitable”.
Esta alianza llega tras una temporada para olvidar. El aterrizaje de Viñales en el KTM Tech3 no ha sido fácil. Le costó un mundo entender la RC16 y, aunque en el GP de España en Jerez dejó destellos de calidad con un cuarto puesto que invitaba al optimismo, la realidad golpeó con dureza poco después. El curso del catalán se torció definitivamente en Alemania, donde una fea caída le provocó daños en los ligamentos del hombro.
Aquella lesión fue una losa demasiado pesada. Tras perderse varias citas y un intento fallido de regreso, Maverick tuvo que parar de nuevo tras Japón para recuperarse, reapareciendo solo para la cita final en Valencia.
El balance es desolador para un piloto de su talla: 18ª posición en la general y apenas 72 puntos en el casillero. Sin duda, el peor año de su vida en la clase reina. Unos números que duelen y que esta nueva estructura con Lorenzo pretende borrar de un plumazo.
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Porque nadie duda de la calidad de Viñales. Hablamos del hombre que hizo historia recientemente, en 2024, al ganar el GP de las Américas con Aprilia, convirtiéndose en el primer piloto de la era MotoGP en vencer con tres fábricas distintas (Suzuki, Yamaha y Aprilia), un hito solo al alcance de leyendas como Hailwood o Lawson en la historia del motociclismo.
