
Si hay una marca que parece tener alergia a lo convencional, esa es Italjet. Los de Bolonia llevan años demostrando que un scooter no tiene por qué ser ese electrodoméstico de plástico aburrido que usas para ir a por el pan, y con la Dragster ya nos dejaron claro que su departamento de diseño vive en una realidad paralela maravillosa. Ahora, aprovechando el EICMA 2025, han soltado una nueva bomba que cambia el registro agresivo por algo más... inclasificable.
Se llama Italjet Roadster 400 y, a primera vista, cuesta procesar lo que estamos viendo. Si la Dragster era como una fusión entre una superbike y un maxi-scooter, esta Roadster juega a otra cosa. Es como si hubieran metido en una coctelera la estética clásica de la Vespa y el universo Cyberpunk, lo hubieran agitado fuerte y el resultado fuera esta escultura rodante.
Mantiene esa ingeniería loca de la casa, pero vestida con un traje que mezcla lo vintage con la ciencia ficción de una forma que, sinceramente, entra por los ojos.
Para entender de dónde sale esta estética tan particular, hay que escuchar a los propios creadores. Según explican desde la marca italiana, el diseño "rinde homenaje a las siluetas clásicas del pasado, al tiempo que se inspira en los aviones de combate". Basta con fijarse en los laterales, donde unas tomas de aire que imitan turbinas no están ahí solo de adorno, sino que canalizan el aire hacia los radiadores ocultos en el interior.
Pero dejemos de babear con la carrocería y vayamos a lo que importa: las tripas. El corazón de esta máquina es un monocilíndrico de 394 cc, refrigerado por líquido y con cuatro válvulas. Las cifras sobre el papel prometen diversión para el día a día: 41,5 cv a 7.500 rpm y un par motor de 41,2 Nm. Todo ello gestionado por una transmisión CVT y transmisión final por correa, una configuración que comparte ADN con su hermana la Dragster.


Donde Italjet vuelve a romper la baraja es en la parte ciclo, concretamente en el tren delantero. Aquí estrenan el sistema DLAS (Dynamic Linkage Articulated Steering). La marca lo describe técnicamente como "un varillaje de tijera de dos piezas, en el que el elemento inferior integra tanto el eje de la rueda como el soporte fijo del freno".
¿Y esto para qué sirve? Pues básicamente para separar la dirección de la suspensión y evitar que el scooter se hunda al frenar como un barco. Los italianos aseguran que se trata de una estructura altamente rígida, diseñada para eliminar flexiones indeseadas. El objetivo, según sus palabras, es un sistema que "reduce los componentes y mejora la precisión de la dirección, preservando al mismo tiempo el carácter de manejo distintivo de Italjet"
Si miramos hacia atrás, la cosa no decae. El basculante trasero sigue la misma filosofía de ingeniería vista delante, y ojo al detalle de los amortiguadores: firmados por Öhlins tanto delante como detrás. La colocación de estos componentes es tan inusual como atractiva, dejando claro que aquí no se ha escatimado en chuches de primer nivel. A esto hay que sumarle unos frenos que parecen sacados de una moto de mayor cilindrada, con discos de 280 mm mordidos por pinzas Nissin.


Otro punto donde la Roadster 400 quiere sacar pecho es en la báscula. Con un peso en orden de marcha que ronda los 152 kgs, la relación peso-potencia se antoja interesante para ser un scooter. Si a eso le sumas el escape, que termina en dos preciosos silenciadores Akrapovič asomando tras el asiento, la experiencia sonora y dinámica promete estar a la altura de su imagen.
Los acabados, al menos en las imágenes mostradas, rezuman calidad "Made in Italy". Pintura negro mate combinada con bronce, asiento con texturas trabajadas, llantas de radios en aluminio y detalles CNC como los protectores de manetas con intermitentes integrados.
Eso sí, tocará tener paciencia y ahorrar un poco: se espera que llegue a finales de 2026 con un precio que rondará los 7.500 euros.
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