
De cara a 2026, Yamaha ha decidido que su popular superdeportiva de peso medio, la R7, merecía una transformación radical, inyectándole el ADN electrónico de la todopoderosa R1 y redefiniendo por completo su pilotaje. Presentada este martes en el EICMA de Milán, la nueva R7 2026 da la bienvenida a una unidad de medición inercial (IMU) de 6 ejes, una tecnología hasta ahora reservada a sus hermanas mayores.
Este componente, derivado directamente de la R1, actúa como el cerebro de la moto, monitorizando en tiempo real la aceleración, velocidad angular, inclinación y cabeceo. Gracias a esta IMU, la R7 2026 despliega un arsenal de ayudas electrónicas que hasta ahora estaban fuera de su alcance. Hablamos de un control de tracción (TCS) sensible a la inclinación en tres etapas, control de deslizamiento (SCS), control de elevación (LIF) para domar los wheelies, e incluso control de frenado (BC) en curva.
La gestión del freno motor (EBM) y el sistema Back Slip Regular (BSR) afinan aún más la experiencia, especialmente en circuito. Los pilotos más experimentados agradecerán la opción de desconectar el ABS trasero para un control total en la frenada. Para salidas perfectas desde parado, ahora también incluye Control de Salida.
Pero la electrónica no solo gestiona la seguridad; también refina la entrega de potencia. La R7 2026 estrena el acelerador electrónico (Y-CCT), el Yamaha Chip Controlled Throttle. Este sistema traduce el giro del puño del piloto en una apertura ideal de la mariposa, suavizando la curva de par del ya icónico motor CP2 de 689 cc y ofreciendo una sensación mucho más lineal y conectada, aunque las cifras de 73,4 cv y 68 Nm se mantengan.
Esta nueva capacidad de gestión electrónica da la bienvenida al sistema Yamaha Ride Control (YRC). El piloto ahora puede elegir entre tres modos predefinidos (SPORT, STREET y RAIN) que ajustan la respuesta del motor y el nivel de intervención de las ayudas. Para los más exigentes, la aplicación MyRide permite crear dos modos personalizados al detalle.


La interacción con toda esta nueva tecnología se centraliza en un puesto de mando completamente renovado. La R7 2026 adopta una nueva pantalla TFT a todo color de 5 pulgadas, que ofrece cuatro temas visuales diferentes más un modo "Track" específico para circuito, centrado en el cronómetro. Los mandos del manillar también son de nueva factura, más intuitivos y diseñados para gestionar la conectividad y los modos de conducción.
Más allá de mostrar llamadas o mensajes, la moto se integra con la app Garmin StreetCross para navegación. La verdadera joya para los adictos al circuito es la compatibilidad con Y-TRAC Rev. Esta aplicación convierte el smartphone en una herramienta de telemetría profesional, registrando ángulos de inclinación, tiempos por vuelta, uso del acelerador e incluso permitiendo una "pizarra de boxes virtual" para recibir mensajes del equipo.
Yamaha no se ha olvidado del piloto. La posición de conducción se ha revisado para mejorar el confort y la agilidad. El manillar se ha reposicionado, el depósito de combustible tiene un nuevo diseño que permite mayor libertad de movimientos y el asiento es 5 mm más bajo (830 mm), además de más estilizado, acercando su estética a la R1 y R9. Las estriberas también son nuevas, heredadas de la R1.


A nivel de parte ciclo, las mejoras buscan un comportamiento más refinado. Aunque el chasis mantiene su peso (189 kilos en total, con gasolina), casi todos sus elementos se han optimizado para aumentar la rigidez torsional y longitudinal. Esto, combinado con un basculante rediseñado y unas nuevas pletinas de dirección, se traduce en una mayor estabilidad y mejor respuesta.
La agilidad recibe un impulso significativo gracias a la reducción de masas no suspendidas. La horquilla invertida delantera de 41 mm, que sigue siendo totalmente ajustable, ahora cuenta con barras de aluminio en lugar de acero, ahorrando 350 gramos. Además, la R7 adopta por primera vez las llantas SpinForged de Yamaha, mucho más ligeras, que reducen la inercia y hacen que la moto se sienta más ágil en los cambios de dirección.
La transmisión también ha sido objeto de revisión. Se ha mejorado el engranaje de la primera, segunda y tercera marcha para que los cambios sean más suaves, y se ha modificado el ángulo de la cuarta a la sexta. La experiencia se corona con el Quickshifter (QSS) de tercera generación, que permite subir y bajar marchas sin embrague y ofrece dos configuraciones distintas.


Estéticamente, la R7 2026 se alinea con el lenguaje de diseño de la nueva generación R. El carenado es más fino y suave, buscando una mayor eficiencia aerodinámica, aunque mantiene el icónico conducto de aire en forma de "M". Los intermitentes ahora se integran en los espejos retrovisores, contribuyendo a una apariencia más limpia y afilada.
Esta profunda actualización no es casual. La R7 se ha consolidado como una herramienta de competición de primer nivel, siendo la protagonista de la R7 Cup europea y la máquina elegida para el Campeonato Mundial Femenino de la FIM. Y con la introducción del nuevo Campeonato del Mundo de Sportbikes en 2026 en sustitución del ya extinto Mundial de Supersport 300, esta R7 está lista para defender su corona en los circuitos y en las calles.
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