Kawasaki vuelve a salirse del guion. A su catálogo de motos, quads y motos de agua hay que sumar experimentos como helicópteros VTOL, un avión con corazón H2 y hasta un caballo robot. El siguiente melón sería meterse en el mundo de los misiles: según ha publicado Reuters, Kawasaki Heavy Industries está en conversaciones para co-desarrollar nuevos motores para los misiles de crucero Taurus de Alemania.
La compañía habría firmado un memorando de entendimiento en mayo, durante una feria de defensa en Tokio. Ni Kawasaki ni los fabricantes europeos del sistema lo confirman oficialmente, pero las fuentes consultadas por la agencia lo dan por hecho.
El movimiento encaja con el giro que Japón está dando a sus reglas de exportación de defensa tras décadas de política pacifista. En los últimos meses ya abrió la puerta a exportar material desarrollado conjuntamente y a reexportar equipos fabricados bajo licencia (como los Patriot), siempre con visto bueno de Tokio. Que un suministrador japonés entre en la cadena de un misil europeo añade complejidad política, pero también tecnología: Reuters apunta que Alemania buscó a Kawasaki por su capacidad para fabricar motores más ligeros y eficientes, un área donde los japoneses llevan tiempo invirtiendo, como el nuevo turbofán para misiles antibuque de largo alcance.
En paralelo, Berlín prepara un paquete de proyectos de defensa para someter al Bundestag antes de final de año. Entre ellos figura la modernización de los Taurus y una línea de producción para el futuro Taurus NEO. La idea que se maneja desde 2024 y que se ha ido consolidando en 2025 es alcanzar el entorno de 600 unidades de ese nuevo modelo con entregas a partir de 2029, dentro de una estrategia de refuerzo de capacidades de largo alcance.
¿Habrá un motor "by Kawasaki" dentro de ese NEO? A día de hoy no hay confirmación y la empresa declina comentar. Pero el encaje técnico es claro: un turbofán compacto, eficiente y robusto es oro para un misil de penetración que vuela bajo y lejos. Si además permite ahorrar peso o mejorar consumo, cada kilómetro extra de alcance cuenta. Y sí, en el imaginario motero la broma de los “misiles con compresor” sale sola, pero aquí no va de sobrealimentación: va de termodinámica, materiales y horas de banco de ensayos.
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Más allá del chascarrillo (que se cuenta y entiende solo), la noticia dice mucho de hacia dónde se mueven las grandes marcas japonesas: diversificar, rentabilizar know-how y buscar socios fuera de casa. Si este acuerdo cuaja, no veremos un misil Ninja, pero quizá parte de la ingeniería que impulsa una Kawa acabe moviendo también a un Taurus. Y eso ya es bastante llamativo.

