Aunque todavía no hay nada decidido, la amenaza es real. El Gran Premio de Australia podría ver alterado su programa horario por culpa de un viejo conocido: el viento, y es que las previsiones meteorológicas para el domingo han disparado todas las alarmas, de ahí que organización y pilotos ya estén elaborando un plan de emergencia que alteraría todo el fin de semana: adelantar la carrera principal al sábado.
No es una hipótesis, es una posibilidad real que, de hecho, ya se dio en el pasado. La organización se enfrenta a una encrucijada que ya tuvo que resolver en 2023; aquel año, ante un pronóstico que anunciaba rachas huracanadas de 80 km/h para el domingo, se tomó la aplaudida decisión de intercambiar los papeles: la carrera del domingo se disputó el sábado y la Sprint, tras ser pospuesta, acabó cancelada por el temporal..
Este año, aunque el escenario no parece tan dramático, la preocupación es palpable. Los pronósticos apuntan a vientos de entre 40 y 55 km/h para la jornada dominical, una fuerza más que suficiente para convertir la rapidísima recta de meta o las veloces curvas del trazado australiano en una trampa mortal para los pilotos.
La voz de la parrilla será, como siempre, decisiva. El asunto se tratará como punto prioritario en el cónclave que reúne a los pilotos cada viernes. Así lo confirmó Álex Rins, quien no dudó en señalar la importancia de este encuentro: “Seguro que el viernes vamos a hablar en la Comisión de Seguridad”.
El recuerdo de lo sucedido en ediciones pasadas pesa en el ambiente. El propio Rins, pese a que no corrió en 2023 por estar lesionado, tiene fresca la memoria de aquella decisión. “Ya hace dos años se hizo la carrera principal el sábado, yo no estaba aquí, y el domingo se canceló. Veremos”, comentó el piloto, dejando la puerta abierta a que la historia se repita.
La gran pregunta que todos se hacen es dónde está el umbral del peligro.“¿Cuál es el límite? No lo sé, depende mucho de la dirección de la que venga el viento y cosas así”, admite con sinceridad Rins.
Este viernes, Pecco Bagnaia parecía tenerlo muy claro: "En mi opinión, el GP debería disputarse mañana, pero lo hablaremos en la Comisión de Seguridad", advirtió el turinés. "Hoy nos hemos encontrado una pista con muchos baches y las ráfagas de viento estaban al límite, por lo que correr el domingo podría volverse realmente traicionero, como hace dos años. Por eso será importante discutirlo bien para encontrar una solución".
El reglamento de MotoGP contempla una medida excepcional para Phillip Island: permitir a los equipos desmontar los alerones para reducir la resistencia al viento cruzado. Sin embargo, en las motos actuales, la aerodinámica es un todo y prescindir de una de sus partes puede ser peor el remedio que la enfermedad.
Álex Rins lo tiene claro y descarta por completo esta opción para su equipo, sentenciando el debate con una lógica aplastante. “Ya se lo pregunté a nuestros chicos, pero si quitamos los alerones, sería peor. Más cosas negativas que positivas”, aseguró.
En 2022, todos fueron testigos de la violenta caída de Miguel Oliveira en plena recta, desestabilizado por una ráfaga de viento que obligó a posponer la clasificación. Aquel incidente es el recordatorio más crudo de por qué en Phillip Island nunca se puede subestimar al dios Eolo.
Leer también: Llega el peor madrugón del año en MotoGP: Horarios Gran Premio de Australia
Ahora, con las cartas sobre la mesa, el paddock mira al cielo y al anemómetro. La decisión que se adopte en la Comisión de Seguridad del viernes, basada en los últimos informes meteorológicos y en la sensibilidad de quienes se juegan la vida a más de 300 km/h, será soberana.
