Imagina una supermoto agresiva, con componentes de primera línea y una potencia capaz de humillar a motos del carnet A2. Ahora, imagina que esa misma moto, legalmente, es una "125" que puedes pilotar con tu carnet de coche y la convalidación correspondiente. Deja de imaginar, porque la Stark Varg SM ya está aquí.
La firma hispano-sueca Stark Future, que ya nos dejó boquiabiertos con su exitosa Varg de enduro, ha decidido que era hora de trasladar su dominio eléctrico al asfalto. El resultado es esta bestia de supermotard que se aprovecha de la letra pequeña de la homologación europea. Gracias a una potencia nominal contenida, consigue la etiqueta de A1, pero cuando se desata su potencial real, la historia cambia por completo.
La Varg SM llega en dos sabores, ambos picantes. La versión de acceso ya intimida con 60 cv, pero si buscas emociones sin filtro, la variante "Alpha" pone sobre la mesa unos espectaculares 80 cv (60 kW) de potencia máxima. Todo ello entregado de forma instantánea, sin embrague, sin marchas. Un golpe de gas que se traduce en una aceleración que te pegará al asiento y te hará replantearte todo lo que sabías sobre motos eléctricas.
Pero si hay un dato que convierte a esta Varg SM en un arma letal sobre el asfalto es su peso: apenas 124,5 kilogramos en la báscula. Una auténtica pluma que, combinada con su brutal entrega de potencia, promete una agilidad diabólica. Estamos hablando de una relación peso-potencia que simplemente no tiene rival en el mercado.
El milagro tecnológico se sustenta sobre un chasis de acero con subchasis de aluminio, que utiliza como elemento estructural su avanzada batería. Hablamos de un pack de 7,2 kWh encerrado en una carcasa de magnesio con estructura de panal de abeja. Una joya de la ingeniería que promete una autonomía superior a los 180 kilómetros en modo urbano, aunque su cifra homologada WMTC, más realista para un uso mixto, se sitúa en 81 kilómetros.
Stark ha pensado en la practicidad y dota a la Varg SM de un cargador portátil de 3,3 kW tan pequeño que cabe en una mochila. Con él, puedes pasar del 0 al 100% de la batería en menos de dos horas enchufándola a una toma de corriente convencional.
Una máquina de estas prestaciones exige una parte ciclo a la altura, y aquí Stark no ha escatimado en absoluto. La suspensión corre a cargo del especialista KYB, con una imponente horquilla invertida de 48 mm y un monoamortiguador trasero, ambos totalmente regulables y con recorridos dignos de una moto de competición, cercanos a los 300 mm.
Para detener a esta bestia, se confía en material de primera. Un disco delantero flotante de 320 mm es mordido por una pinza Brembo monobloque de anclaje radial y cuatro pistones. Además, fiel al espíritu supermotard, se puede elegir entre la clásica palanca de freno en el pie o un segundo freno de mano en la piña izquierda del manillar.
La estética no deja lugar a dudas: es una supermoto pura y dura. Llantas de radios de 17 pulgadas en ambos trenes, una altura de asiento que supera los 900 mm para dominar la carretera y la posibilidad de calzar neumáticos de alto rendimiento como los Pirelli Diablo Rosso IV de serie.
La guinda del pastel la pone la tecnología. La Varg SM integra el "Arkenstone", un smartphone con especificaciones militares, resistente al agua y a los golpes, que hace las veces de pantalla. Desde él no solo controlamos la información básica, sino que podemos personalizar más de 100 modos de conducción, ajustando la curva de potencia, el freno motor o el control de tracción a nuestro antojo.
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Con un precio que parte de los 12.990 euros, la Stark Varg SM ya está disponible en la página web oficial de la marca, dando como primer plazo de entrega el 9 de diciembre.
Su vídeo de presentación, a continuación: