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Inspirándose en la abismal diferencia de velocidad en curva entre un monoplaza de Fórmula 1 y una motocicleta de MotoGP, el mecánico australiano Kent Shillitoe ha dado vida a un prototipo que rompe con décadas de diseño convencional. Su creación, bautizada como Kejashi, es una curiosa tesis rodando que fusiona la aerodinámica más agresiva con una ingeniería mecánica que desafía la lógica... y que, sin duda, llama la atención allá donde vaya.
Todo parte de una pregunta fundamental que se hizo Shillitoe: ¿por qué los coches de F1 son tan superiores en las curvas? La respuesta principal reside en la brutal carga aerodinámica que los pega al asfalto, un concepto que, pese a estar presente en MotoGP a través de los alerones, se enfrenta a un problema intrínseco de las motos: la inclinación.
En las carreras de motos, donde los pilotos superan habitualmente los 65 grados de inclinación, los pequeños alerones fijos se convierten en un inconveniente. Una vez que la moto se inclina más allá de los 45 grados, gran parte de la fuerza que generan deja de empujar la moto hacia abajo para empezar a empujarla hacia el exterior de la curva, un efecto totalmente indeseado.
La solución de Shillitoe es tan radical como ingeniosa: un enorme alerón delantero activo. A diferencia de los apéndices estáticos, este sistema está diseñado para mantenerse siempre paralelo al suelo, sin importar cuánto se incline la moto. De este modo, garantiza una carga aerodinámica constante, canalizada directamente sobre el neumático delantero para obtener un agarre extraordinario sin contrapartidas negativas.
Para materializar su visión, Shillitoe desmanteló una Honda CBR125, desechando su motor original para implantar un enérgico propulsor de dos tiempos y 50 caballos de potencia, proveniente de una moto de cross. Todo el conjunto está soportado por una araña de acero frontal que alberga no solo el alerón, sino también el revolucionario sistema de dirección.
Aquí es donde la Kejashi transforma por completo la experiencia de pilotaje. La horquilla y el manillar no se anclan al chasis de forma tradicional, sino a un brazo oscilante que se proyecta muy por delante de la moto. Al iniciar un giro, por ejemplo a la izquierda, todo el conjunto de la rueda delantera se desplaza físicamente más de 30 centímetros hacia la derecha, moviéndose al lado opuesto de la curva. Este mecanismo contrarresta el centro de gravedad y reduce drásticamente la necesidad de inclinar la moto.
En las pruebas realizadas, la moto ha alcanzado velocidades cercanas a los 150 km/h. A ese ritmo, el arrastre aerodinámico es notable, pero también lo es la carga vertical. Shillitoe calcula que el alerón genera unos 60 kilogramos de downforce, una cifra que se manifiesta en la compresión visible de la horquilla delantera a alta velocidad.
Actualmente, la Kejashi sigue siendo un prototipo en evolución. Su creador planea realizar pruebas más exhaustivas en circuito una vez que finalice el invierno en el sur de Australia. No la ve como una máquina para carreras convencionales o para la calle, sino como una bestia especializada en pruebas de contrarreloj o competiciones de ascenso en montaña, donde su singular enfoque en el agarre en curva podría ser imbatible.
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¿Quieres ver esta curiosa máquina en acción? Aquí tienes un vídeo: