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La guerra ha terminado en el box de Aprilia. Tras meses de especulaciones, batallas legales en la sombra y un futuro incierto, el vigente campeón del mundo de MotoGP, Jorge Martín, y la escudería de Noale han decidido firmar un armisticio. El piloto madrileño, alejado de los circuitos desde su grave lesión en Qatar, no solo volverá a competir, sino que todo apunta a que cumplirá su contrato hasta finales de 2026, acallando los rumores de una sonada ruptura.
El regreso del campeón, sin embargo, pende de un último hilo. Su mánager, Albert Valera, ha confirmado en declaraciones a Speedweek.com que la decisión final se tomará tras un examen médico crucial. "A principios de semana, Jorge se someterá a una nueva prueba médica. En ella se volverá a comprobar si sus costillas están completamente curadas", explicó Valera en el paddock del Sachsenring, dejando claro que la salud del piloto es la máxima prioridad antes de afrontar el Gran Premio de Brno.
La clave de este inesperado giro en los acontecimientos tuvo lugar en un test privado en el circuito de Misano. Lejos de los focos y la presión del campeonato, Jorge Martín volvió a subirse a la Aprilia RS-GP. Las sensaciones fueron radicalmente distintas a las que le llevaron al borde de la ruptura. Fue una revelación que cambió el rumbo de las negociaciones y la perspectiva del piloto.
Su mánager lo resume con una frase directa del propio campeón, una confesión que lo dice todo sobre la mejora de la moto: "Jorge me ha dicho que la Aprilia ahora es menos nerviosa". Según Valera, la moto que probó Martín es ahora un paquete mucho más competitivo. "El prototipo es ahora mucho mejor y ofrece más agarre y confianza que cuando Jorge la pilotó por última vez", detalló el representante del piloto.
Este nuevo optimismo no se basa únicamente en sensaciones personales. Los resultados de su compañero de marca, Marco Bezzecchi, quien ha logrado tres podios en las últimas cuatro carreras, son una prueba irrefutable de que la fábrica de Noale ha trabajado intensamente y con éxito durante la ausencia de su estrella. Un progreso que no ha pasado desapercibido para nadie, y menos para el entorno de Martín.
La situación actual contrasta frontalmente con la tensión vivida meses atrás. Tras la dura caída en Doha el pasado mes de abril, la frustración se apoderó del equipo de Martín. Se activó una cláusula de rendimiento para forzar una salida anticipada del contrato, una maniobra que parecía abocar a ambas partes a un largo y desagradable litigio en los tribunales con la sombra de otras marcas, como Honda, planeando en el horizonte.
Sin embargo, la realidad legal se impuso. El gigante industrial Piaggio, propietario de Aprilia, no estaba dispuesto a dejar marchar a su campeón tan fácilmente. El equipo de Martín comprendió que la batalla judicial podría dilatarse más allá de lo deseable, comprometiendo el futuro deportivo del piloto. "Hasta que el tribunal de Milán tome una decisión, pasaría demasiado tiempo", admitió Valera con pragmatismo. "Se podrían presentar recursos una y otra vez, esto puede ir y venir".
Conscientes de que la vía legal era un callejón sin salida a corto plazo, la estrategia ha virado 180 grados. "¡Ahora queremos concentrarnos en el deporte!", exclamó Valera, marcando el nuevo camino a seguir.
El propio Jorge Martín ha verbalizado su entusiasmo por esta nueva etapa, dejando atrás el calvario de un inicio de temporada marcado por tres lesiones consecutivas. "Estoy deseando volver a subirme a la moto, estoy muy contento de que por fin haya llegado este momento", declaró el piloto. "Junto con Aprilia tenemos mucho trabajo por delante, pero tenemos un gran potencial para hacerlo bien. Ahora es el momento de empezar a construir y aspirar a un final de temporada fuerte".
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Sobre el ruido mediático y las estrategias cruzadas durante este tiempo, Albert Valera cerró el tema con diplomacia, dando por finalizado uno de los capítulos más tensos del campeonato. "Hago mi trabajo y los demás, por supuesto, hacen el suyo, también hay que respetar las cosas". Unas palabras que sellan la paz y devuelven el foco al único lugar donde debe estar: la pista.