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La transición de Aleix Espargaró de piloto de MotoGP a ciclista profesional ya es una realidad. El de Granollers ha completado este pasado miércoles su primera etapa como corredor del equipo Lidl-Trek en la Vuelta a Austria, un debut exigente y cargado de simbolismo que ha supuesto un auténtico bautismo de fuego en el pelotón de élite.
Lejos de los focos y la lucha individual por la victoria a la que estaba acostumbrado, Aleix ha experimentado en sus propias carnes la dureza, la táctica y el sacrificio del ciclismo profesional.
La primera etapa, un recorrido de 167,8 kilómetros con salida y llegada en la localidad de Steyr, no fue un paseo para el catalán. En una jornada dominada con autoridad por el equipo UAE Team Emirates, que copó cuatro de las cinco primeras posiciones con victoria final para Felix Grossschartner, Espargaró cumplió con su cometido, cruzando la línea de meta en la 85ª posición, a 13 minutos y 23 segundos del ganador. Un resultado que, aunque modesto sobre el papel, esconde una historia de trabajo en equipo y de un sueño cumplido.
Y es que el rol de Aleix en su debut no era el de buscar la gloria personal, sino el de trabajar para su equipo. Acostumbrado a ser el líder y la referencia en sus equipos de MotoGP, el de Granollers ha tenido que cambiar el chip y asumir el papel de gregario, protegiendo y ayudando a su jefe de filas en el Lidl-Trek, el alemán Lennard Kämna, quien finalizó la etapa en una meritoria sexta posición.
El propio piloto, al finalizar la etapa, no ocultó la mezcla de agotamiento y satisfacción que sentía. A través de sus redes sociales, compartió un breve pero elocuente mensaje que resume a la perfección su experiencia. "¡Primer día de la lista, he sobrevivido! Mucha tensión y velocidad, pero me he divertido mucho con este magnífico equipo", escribió, dejando claro que, a pesar de la dureza y el "nerviosismo clásico" de una gran vuelta, la experiencia ha sido inmensamente positiva.
El debut de Espargaró en la Vuelta a Austria es la culminación de un proceso que comenzó el pasado invierno, cuando se anunció su fichaje como embajador del equipo Lidl-Trek. Desde entonces, y tras haber disputado únicamente algunas carreras secundarias de 'gravel' para prepararse, Aleix se ha sumergido de lleno en la cultura del ciclismo profesional, aprendiendo de sus compañeros y adaptando su físico a las exigencias de un deporte completamente diferente.
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Lo que hace aún más increíble esta hazaña es que se produce apenas diez días después de que Aleix estuviera compitiendo al más alto nivel sobre una MotoGP. El piloto catalán participó como 'wildcard' en el pasado Gran Premio de los Países Bajos en Assen, sustituyendo al lesionado Luca Marini en el equipo Honda Castrol.