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Un país europeo quitó las ayudas a la moto eléctrica, y ahora han visto que cometieron un gran error

Publicado el 04/07/2025 en Motos Eléctricas

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TCBruno Sánchez
@todocircuitoweb

Durante años, hemos escuchado el mantra de que el futuro del motociclismo es eléctrico, una afirmación que a menudo choca con la realidad de un mercado que, seamos sinceros, sigue profundamente enamorado del rugido de un motor de combustión y del olor a gasolina. Los detractores de las motos eléctricas las tachan de "desalmadas", de caras, de silenciosas... y en parte, no les falta razón.

Echan de menos esa conexión visceral que solo un motor de explosión puede dar. Lo entiendo perfectamente. Sin embargo, resistirse al cambio no evita que este llegue. Y a veces, son los propios gobiernos, con sus políticas erráticas, los que nos recuerdan que la transición hacia una movilidad más sostenible es un camino lleno de curvas, de avances y, como ha ocurrido en los Países Bajos, de sonoros pasos en falso.

La historia reciente de la moto eléctrica en Europa es una de crecimiento constante. Marcas especializadas como Zero o Super Soco han abierto un camino que ahora los gigantes tradicionales como BMW, Kawasaki o Yamaha están empezando a recorrer con decisión.

Las ventas se han disparado en todo el continente, y cada vez más motoristas descubren las bondades de estas máquinas: su aceleración instantánea es adictiva, su mantenimiento es mínimo y su silencio, para el día a día en la ciudad, es una bendición. Pero este crecimiento necesita del apoyo de las administraciones, de incentivos que ayuden a superar la principal barrera de entrada: un precio de compra todavía elevado en comparación con sus homólogas de gasolina. Y es aquí donde el gobierno de los Países Bajos, un país a menudo visto como un faro de la movilidad sostenible, cometió un error de bulto.

A principios de este 2025, el gobierno neerlandés, en un movimiento que pilló a toda la industria con el pie cambiado, decidió eliminar la exención del impuesto de compra (es decir, el IVA) para las motocicletas eléctricas. De la noche a la mañana, estas motos, que hasta entonces gozaban de un trato fiscal favorable, pasaron a estar gravadas con el mismo y elevado 19,4% que una moto de gasolina. Por si fuera poco, otras ventajas como la exención del impuesto de circulación también desaparecieron. Fue, en palabras del sector, un auténtico "puñetazo en el estómago".

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La razón detrás de esta decisión no fue una animadversión declarada hacia las motos eléctricas, sino más bien un efecto colateral de un cambio fiscal más amplio que, por descuido o por una falta de visión alarmante, metió a todos los vehículos de dos ruedas en el mismo saco. El mensaje que se envió fue desastroso: en lugar de fomentar una movilidad más limpia y eficiente, se estaba penalizando a aquellos usuarios y empresas que apostaban por ella. El riesgo de que el incipiente mercado de la moto eléctrica en los Países Bajos se desplomara era real y muy preocupante.

Afortunadamente, la historia ha tenido un giro de guion. La reacción de la industria no se hizo esperar. La Asociación RAI, el principal organismo que representa a los fabricantes e importadores en el país, junto con otros actores del sector, inició una intensa campaña de presión y diálogo con los ministerios implicados. Y, para sorpresa de muchos, la respuesta del gobierno ha sido rápida y contundente.

A mediados de este mismo año, los Ministerios de Finanzas y de Infraestructuras y Gestión del Agua han dado un giro de 180 grados, reconociendo su error y reintroduciendo un incentivo clave para la compra de motocicletas eléctricas. La nueva medida, que tiene carácter retroactivo desde el 1 de enero de 2025, sustituye el injusto impuesto del 19,4% por una tasa fija de tan solo 200 euros. Un cambio drástico que vuelve a poner a las motos eléctricas en una posición fiscal ventajosa y que ha sido aplaudido por toda la industria.

Lo ocurrido en los Países Bajos es mucho más que una anécdota local; es una lección de la que toda Europa debería tomar nota. Demuestra, en primer lugar, la importancia de tener políticas de movilidad coherentes y a largo plazo. Los bandazos y los cambios repentinos de criterio solo generan incertidumbre y frenan la inversión y la adopción de nuevas tecnologías.

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En segundo lugar, pone de manifiesto que las motocicletas eléctricas, a menudo las grandes olvidadas en los planes de movilidad, juegan un papel esencial en la transición hacia ciudades más limpias, silenciosas y eficientes. Su agilidad para evitar atascos, su reducido espacio de aparcamiento y su nulo impacto en emisiones locales las convierten en una herramienta ideal para los desplazamientos diarios. Este reconocimiento por parte del gobierno neerlandés, aunque haya llegado tras un error, es un paso en la dirección correcta.

Tags: ayudas, moto electrica, paises bajos.


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