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En el corazón de Francia, un grupo de veinte estudiantes de ingeniería está desafiando los límites de la tecnología y los dogmas de la competición. Su objetivo, tan noble como ambicioso, es desarrollar una motocicleta de carreras 100% eléctrica capaz no solo de competir, sino de rivalizar con las potentes motos de combustión en las condiciones más extremas del motociclismo: las carreras de resistencia. Y su meta final tiene nombre y fecha: cruzar la línea de meta de las 24 Horas de Le Mans de 2029.
El proyecto, nacido en las aulas de la prestigiosa escuela de ingeniería SIGMA Clermont, es una de las iniciativas más fascinantes del panorama del motor actual. Mientras los grandes fabricantes exploran con cautela la electrificación en la alta competición, estos jóvenes talentos, supervisados por dos exalumnos y un implicado equipo de profesores, han decidido tomar la iniciativa. Su arma: una Honda Fireblade reconvertida en una superbike eléctrica, bautizada como LMT01, que ya ha dado sus primeras y prometedoras vueltas en circuito.
La filosofía del equipo SIGMA Regen Superbike es tan inteligente como pragmática. En lugar de desarrollar componentes desde cero, una tarea titánica y de un coste inasumible, su prototipo se basa en una motorización compuesta "mayoritariamente por componentes disponibles en el mercado".
La verdadera innovación, el secreto que podría cambiar las reglas del juego en la resistencia eléctrica, reside en dos áreas clave: un novedoso sistema de regeneración de energía en la rueda delantera y, sobre todo, un sistema de batería fácilmente intercambiable.
Este último punto es el talón de Aquiles de la competición eléctrica de larga duración. La autonomía y los tiempos de recarga son el gran hándicap frente a los motores de combustión. La solución de estos estudiantes pasa por un sistema de "cambio rápido de batería", un concepto que permitiría realizar paradas en boxes mucho más ágiles y competitivas, similares a un repostaje convencional. Los próximos meses, de hecho, estarán dedicados al desarrollo y fabricación de estos dos sistemas cruciales.
El proyecto, lejos de ser una simple maqueta, es ya una realidad tangible. El primer prototipo, el LMT01, ha completado con éxito sus primeros tests en los circuitos de Issoire y Nogaro. Pero su puesta de largo, su gran examen ante el mundo, tuvo lugar el pasado mes de abril.
El equipo cumplió con el exigente plazo marcado por los organizadores del Campeonato del Mundo de Resistencia y realizó una vuelta de demostración en el mismísimo circuito de Le Mans, durante la apertura de las legendarias 24 Heures Motos. Según sus responsables, "la moto se comportó extremadamente bien", superando el desafío con nota.
Con la experiencia adquirida con el primer prototipo, el equipo ya tiene la vista puesta en el siguiente paso. Actualmente se encuentran en fase de estudio de un nuevo modelo, el LMR01, que será aún más potente y que está concebido con el objetivo de competir de tú a tú con las motos de combustión. Los primeros tests de esta nueva máquina están previstos para 2026, con la vista puesta en su debut en competición oficial en el horizonte de 2028-2029.
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El objetivo final es claro, ambicioso y está marcado en rojo en su calendario: "convertirnos en el primer equipo que cruza la línea de llegada con un modelo 100% eléctrico en las 24 Horas Le Mans 2029". Un desafío mayúsculo que ningún gran fabricante ha logrado todavía, pero que un grupo de veinte brillantes y apasionados estudiantes de ingeniería está decidido a conquistar, demostrando que el futuro de la competición, quizás, se está gestando en las aulas de una escuela en Clermont.
