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Hay nombres en el motociclismo que evocan una era de gloria, de pasión y de un romanticismo casi perdido. Y entre ellos, MV Agusta brilla con una luz propia. Ahora, el legendario fabricante de Varese, poseedor de 75 títulos mundiales, está estudiando seriamente un regreso a la cúspide de la competición, a la categoría de MotoGP. Y no se trata de un sueño lejano, sino de un proyecto con una fecha en el horizonte, 2027, y una estrategia tan pragmática como revolucionaria.
El plan, que ya estaba en la mente del anterior propietario mayoritario de KTM, Stefan Pierer, antes de los recientes cambios accionariales, está siendo ahora examinado por la nueva directiva de MV Agusta, con su CEO, Luca Martin, y Hubert Trunkenpolz a la cabeza.
La condición fundamental para este regreso, sin embargo, rompe con la tradición: MV Agusta solo volverá a MotoGP si puede alquilar los nuevos motores de 850 cc a un fabricante rival, una fórmula muy común en la Fórmula 1, como la que une a McLaren y Mercedes.
La declaración de intenciones por parte de la nueva cúpula de la marca italiana es rotunda y no deja lugar a dudas sobre cuál es el objetivo prioritario. "Corremos en MotoGP o nada", ha afirmado con contundencia Luca Martin en una reciente entrevista con el portal GPone.com. Unas palabras que descartan cualquier otra vía en la alta competición y que centran todos los esfuerzos en el proyecto de la categoría reina.
Este ambicioso plan no surge en el vacío, sino que se ve impulsado por el nuevo panorama que se dibuja en el campeonato. La llegada de Liberty Media como nuevo propietario de MotoGP hace prever un aumento significativo de las ayudas económicas para los fabricantes y los equipos, lo que haría mucho más factible un proyecto de esta envergadura.
Además, el interés que suscita un nombre como MV Agusta ya está atrayendo a potenciales socios. "Diversas empresas de renombre de la industria italiana ya se han acercado a MV Agusta y han anunciado que quieren formar parte de nuestra participación en el Campeonato del Mundo de MotoGP", ha confirmado Hubert Trunkenpolz.
Y no se trata de una simple declaración de intenciones al viento. Los engranajes ya han comenzado a moverse. Según se ha podido saber, ya está programada una reunión entre la dirección de MV Agusta y el CEO de Dorna, Carmelo Ezpeleta, para discutir las condiciones y la viabilidad de este emocionante regreso. Un primer paso formal que demuestra la seriedad del proyecto.
El posible retorno de MV Agusta no es el de un fabricante más. Es el regreso de una aristocracia de las carreras, de una marca que atesora en sus vitrinas 75 títulos mundiales (38 de pilotos y 37 de constructores), forjados en una época dorada junto a leyendas como Giacomo Agostini, John Surtees o Mike Hailwood. Su vuelta a la parrilla de MotoGP sería un acontecimiento de una enorme carga histórica y simbólica para el campeonato.
Con un plan estratégico claro, basado en un modelo de negocio inteligente y adaptado a los nuevos tiempos, y con el respaldo de un campeonato en plena transformación, la posibilidad de volver a ver las icónicas siglas de MV Agusta luchando en la categoría reina del motociclismo es, hoy, más real que nunca. El sueño de muchos aficionados podría estar a solo dos años de hacerse realidad.
Mientras en los despachos de Varese y en las reuniones con Dorna se teje el futuro real del proyecto, la noticia del posible regreso de MV Agusta ya ha encendido la mecha de la imaginación en el corazón de los aficionados y diseñadores de todo el mundo.
El sueño de volver a ver una MV Agusta en la parrilla de la categoría reina es tan poderoso que algunos talentos no han podido esperar a que la fábrica muestre sus cartas y ya han comenzado a plasmar en imágenes cómo podría ser esa futura máquina de MotoGP.
Uno de los que ha recogido el guante con una maestría excepcional es el diseñador italiano Enrico Balsamo. Sus bocetos, que han comenzado a circular con fuerza, son mucho más que un simple ejercicio de estilo; son una interpretación sublime de lo que podría ser la MV Agusta de Gran Premio del siglo XXI.
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En sus diseños, Balsamo ha sabido fusionar el ADN inconfundible de la marca, con sus líneas elegantes y su icónica combinación de colores, con las exigencias aerodinámicas más radicales de la MotoGP moderna, incluyendo alerones, difusores y una silueta afilada y agresiva.