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Después de meses de especulaciones y algún que otro test privado con más silencio que resultados públicos, Yamaha ha decidido salir a la luz: esta semana, en el Circuit de Barcelona-Catalunya, el fabricante japonés confirmará oficialmente en pista su nuevo motor V4, en una prueba a cargo del equipo de test con Andrea Dovizioso y Augusto Fernández como pilotos encargados.
Aunque ya se habían filtrado pruebas anteriores —la última en Valencia, en un entorno cerrado y sin anuncio oficial—, esta es la primera vez que Yamaha reconoce públicamente el ensayo del nuevo propulsor. El movimiento marca un giro importante en la estrategia técnica de la fábrica de Iwata, que durante años ha defendido el motor tetracilíndrico en línea, incluso cuando la tendencia de la parrilla MotoGP giraba hacia los V4.
“Desde aquí nos trasladamos a Barcelona con el equipo de pruebas y el equipo Pramac”, explicó Maio Meregalli, director deportivo de Yamaha, tras el test de Aragón. “El equipo de test estará trabajando en el desarrollo tanto de la moto actual como de la nueva. Hicimos principalmente una prueba funcional, no estamos aún en el momento de evaluar su rendimiento”.
Durante los recientes entrenamientos en Aragón, los pilotos oficiales de Yamaha —Fabio Quartararo y Álex Rins— rodaron con evoluciones de la moto actual, pero sin tocar todavía el nuevo motor. La marca mantiene la cautela y quiere evitar que sus pilotos titulares prueben el V4 hasta que esté más pulido.
“Los pilotos de fábrica probarán esta nueva moto cuando creamos que su rendimiento sea suficientemente bueno como para que puedan sentirla y entenderla”, añadió Meregalli.
Los elegidos para esta toma de contacto pública serán Augusto Fernández, campeón del mundo de Moto2 y actual piloto de pruebas, y Andrea Dovizioso, con una amplia experiencia en MotoGP y profundo conocimiento del comportamiento de los motores V4, tras sus etapas en Honda y Ducati. “Correcto, Augusto y Andrea serán quienes prueben la moto”, confirmó el propio Meregalli.
Esta validación oficial del proyecto llega justo cuando Yamaha intenta reconducir su situación competitiva. En Aragón, aunque los resultados de carrera aún no son brillantes, el equipo afirma haber recortado distancias con respecto al año pasado: “Si ves los resultados de la carrera, no fueron positivos, pero si los comparas con 2023, la diferencia en meta fue de 39 segundos entonces y este año fue de 19. La vuelta rápida estaba a 1.3 segundos el año pasado, ahora es de solo cuatro décimas. Así es como medimos nuestras mejoras”, detalló el director deportivo.
La evolución de Yamaha va más allá de tiempos. También se notó una progresión durante el fin de semana: “El viernes sufrimos bastante, pero el sábado logramos entrar en Q2 y salimos desde la tercera fila. Esa es una buena manera de trabajar”, valoró Meregalli.
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El motor V4 de Yamaha ya ha rodado en silencio, pero ahora empieza su camino oficial. Barcelona será la primera vez que se le mida con ojos públicos y bajo la lupa de la prensa, en un test que puede marcar un antes y un después en la filosofía técnica de una de las fábricas más históricas de MotoGP. El camino es largo, pero la dirección ya está confirmada.
